Los chats recuperados del celular del excustodio presidencial Alejandro Astesiano han dejado entrever un sistema delictivo que iba más allá de, como se supo en un primer momento, la falsificación de documentación para dar pasaportes uruguayos a ciudadanos rusos. Luego de que la fiscal del caso, Gabriela Fossati, declarara que de entre los chats recuperados se habían obviado los que mantenía con el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, a pedido de Presidencia, y de que el propio Lacalle señalara que nunca había realizado ese pedido, se decidió finalmente recuperarlos.
Fue así que la situación en torno a los chats del presidente con su excustodio, hoy preso en la cárcel de Punta de Rieles, pareció calmarse. Sin embargo, durante una rueda de prensa este miércoles, el fiscal de Corte, Juan Gómez, dijo que el propio mandatario le manifestó “alguna preocupación, porque también se había incautado un celular que podría tener mensajes familiares o personales”, pero aseguró que “eso fue todo” y fue lo que le transmitió a Fossati.
En un momento, se manejó públicamente que Fossati habría pedido ser apartada del caso, cuestión que finalmente no sucedió. Respecto de esto, Gómez lo negó y argumentó que “es muy difícil para un fiscal general separar a una fiscal que está haciendo una investigación relevante” sólo porque “tiene la atención permanentemente de los medios y de la sociedad”.
“En mi época se decía que ningún tema perduraba una semana en la opinión pública; este es un tema que ha perdurado”, reflexionó, al ser consultado por el rol de los medios en el desarrollo de la investigación.
Al haber policías involucrados en los esquemas de Astesiano, entre ellos, el ahora exsubdirector de Policía Héctor Ferreira, Gómez respondió preguntas sobre si desde filas policiales se ha enturbiado la investigación a propósito: “No tengo ningún elemento que hable de que haya alguna dificultad” o que estén “de alguna forma impidiendo el avance de una investigación”.