La única garantía que necesitan los que presuntamente cometieron “crímenes de lesa humanidad” es el respeto al principio del debido proceso, garantía que no tuvieron sus víctimas.
Una vez más veremos cómo las adolescentes pasan a ser señaladas como las culpables del abuso que sufrieron. Se dirá, una vez más, que fueron mentirosas y manipuladoras, que actuaron libremente buscando un beneficio económico, que nadie las obligó a mentir ni a seducir vejetes.