Incorrecta
Que nadie me mida el corazón
En los últimos años ha habido avances, sí. Leyes que reconocen la identidad de género, institutos estatales que protegen contra la discriminación, personas que se animan a denunciar situaciones de violencia sufridas por sus orientaciones sexuales. Muchos advertimos, sin embargo, el peligro de que ese fenómeno que surgió de abajo, o de alguna pequeña comunidad organizada, sea capturado por el poder y utilizado para sus propósitos más evidentes: capturar votos.