En un nuevo Día Internacional de la Mujer, los feminismos vuelven a encontrarse y salir a las calles para denunciar las desigualdades estructurales, las violencias patriarcales y la "precarización de la vida".
Es curioso, pensándolo así, que algunas mujeres se quejen porque la marcha feminista se politizó, como si pudiera no ser política una manifestación de disconformidad tan rotunda, tan masiva.
“La virulencia de la cultura de la violación y la expansión de la violencia feminicida reactiva nuestro estado de alerta. Ellas, las que nos faltan, tienen nuestros nombres, el de la vecina, el de nuestras hermanas y madres. El duelo está presente permanentemente. Denunciamos las violencias y despojos más extremos, al tiempo que sabemos que las transformaciones más radicales están en curso, horadando las piedras”.