El grupo Buceo Invisible lleva casi 25 años en la escena montevideana, pero apenas tiene cinco discos de estudio editados, lo que da un promedio de uno por lustro. El último, Luz marginal, cargado de arreglos precisos, varias atmósferas y muchos personajes –justamente, marginales–, fue editado en 2018. El guitarrista, compositor y cantante Diego Presa, una de las caras menos invisibles del proyecto, lo tiene claro: la banda trabaja sin pausa pero con “tiempos lentos”. “Le damos muchas vueltas a la cosa, es un trabajo exhaustivo y muy a conciencia, nos lleva tiempo tener material pronto para grabar”, acota.

Aparte de Buceo Invisible, Presa tiene varios proyectos musicales, empezando por el suyo como solista, que ya lleva tres álbumes editados, a los que hace pocos meses se les sumó el EP El revés de la sombra, junto con la actriz y cantante argentina Julieta Díaz. También formaba parte de El Astillero, con Garo Arakelian (ex La Trampa) y Gonzalo Deniz (Franny Glass), pero cuenta que ese proyecto “no tiene más actividad”, aunque prefiere “no hablar de eso, más que nada por cuestiones personales y privadas”.

De todos modos, Presa dice que Buceo Invisible no se vio limitado por sus “actividades infieles”, porque, sobre todo en los últimos años, trabaja todo el tiempo y eso le permite tener otras “válvulas de escape”, descargar ahí y seguir manteniendo el ritmo lento del grupo, que en este momento los encuentra con “medio disco” hecho. “Tenemos canciones que venimos haciendo desde hace un tiempo en vivo y estamos trabajando alguna pieza musical más larga también. Suponemos que en los próximos meses vamos a completar material para un disco. Nosotros somos gente del siglo XX y nos gustan los álbumes. Ahora es muy difícil editar en formato físico, pero es la idea”, dice.

Cuando pone en perspectiva la obra del grupo, Presa recalca que tienen muchos años de actividad y “un cuerpo de trabajo con un recorrido definido”, marcado porque constantemente trabajaron “con mucho rigor” no sólo la parte compositiva sino también los arreglos: “Siempre buscamos distintos caminos. El pan de los locos y este último disco son más orgánicos, están tocados en vivo, con un trabajo arreglístico de todo el grupo, en el que todos los integrantes aportaron su visión. Esos discos representan los últimos años de Buceo Invisible de manera cabal. En parte, también ese rigor es lo que lleva a que demoremos un poco entre disco y disco”.

A diferencia de otras bandas, la de Presa y compañía tuvo algo de actividad en la pandemia, entre los recovecos en los que no estuvieron totalmente prohibidos los espectáculos públicos. Además de algunas presentaciones en 2020, llegaron a tocar en marzo de este año, días antes del último gran parate, y el de hoy es un concierto que quedaba pendiente.

Luego de esta presentación, el grupo se guardará unos meses, porque planea una “fecha grande” en noviembre, nada menos que en la sala grande del Teatro Solís, con un nuevo espectáculo con las características que les gustan, trabajando la parte visual y la poética con un sentido integral. Es eso que suele resumirse con una palabra que a Presa le parece “horrible”: “multidisciplinario”. “Con los años se ha definido más como una banda de rock que también trabaja con la poesía y que trata de ser cuidadosa con la cuestión visual, lo escénico y la iluminación, y con colaboradores que nos han acompañado desde siempre en la parte plástica”, señala.

Sobre el espectáculo grande que preparan para el Solís, Presa subraya que en estos tiempos pandémicos se hace aún más difícil proyectar eventos a largo plazo, sostiene que las actividades culturales han sido “muy subestimadas” y suelen ser “el primer fusible en saltar”. Agrega que durante el año y medio que llevamos de pandemia “la mayoría de las actividades económicas funcionaron de manera casi normal”; sin embargo, las culturales quedaron “totalmente paradas”.

“Había cosas que no tenían ningún tipo de sentido, y me parece que incluso se tomó simbólicamente y es importante: cómo la clase política subestima el lugar de las actividades artísticas y culturales en la sociedad. Por otro lado, también como sociedad funcionamos un poco así. Es un discurso que ha calado hondo en nuestras sensibilidades”, finaliza.

Buceo Invisible, hoy a las 21.00 en la sala La Experimental de Malvín (Decroly y Michigan). Entradas por Red Tickets a $ 500.


Hugo Fattorruso y Albana Barrocas.

Hugo Fattorruso y Albana Barrocas.

HA Dúo

Hugo Fattoruso y Albana Barrocas vuelven a los escenarios con su mezcla de instrumentos electrónicos y acústicos, sobre la que construyen desde canciones hasta viajes experimentales, tanto con material propio como con composiciones ajenas. La cita será el viernes a las 21.00 en la sala La Experimental de Malvín (Decroly y Michigan). Las entradas se consiguen por Red Tickets y valen $ 540.

Patricia Turnes y Amigovio

Todo lo que no se cuenta en las canciones de amor (2020) y Amigovio (2021) son los flamantes nuevos discos de Patricia Turnes y Amigovio –el proyecto solista de Flavio Lira–, respectivamente, quienes ofrecerán “un show a puro cotilleo y cotillón”, una “gran noche de mostras, una fiesta con aires noventeros y pletórica de espíritu adolescente”, según se adelanta. La cita es hoy a las 20.00 en La Trastienda (Fernández Crespo y Paysandú). Las entradas se venden por Abitab a $ 585 y $ 735.

Milongas Extremas

El cuarteto de guitarras criollas y voces, con espíritu rockero, se presentará miércoles y jueves en La Trastienda (Fernández Crespo y Paysandú), pero por entradas agotadas agregaron otra fecha para el viernes –y el próximo sábado–, siempre a las 21.00. Las entradas se consiguen por Abitab a $ 650 y $ 750.