Diego González viene de una familia melómana: su abuela es profesora de música y con ella llegó a estudiar por unos meses algo de piano y guitarra, pero siempre quiso tocar las canciones que escuchaba, de autores varios, desde Fito Páez hasta Alfredo Zitarrosa. En un momento arrancó para la murga joven, y fue en ese ámbito que se entusiasmó con la guitarra de verdad, para relacionarse con el instrumento en profundidad, encadenando acordes. Fue así que empezó –según recuerda– a componer canciones, aunque eran “muy inocentes y muy simples”, en función de la murga. Pero llegó a un punto en el que todo lo que componía era en plan murga canción, hasta que por 2005 empezó a estudiar guitarra con el experimentado Fredy Pérez, y su misión fue aprender otros géneros y sacarse “de encima” la murga canción porque “la tocaba todo el tiempo”.

En ese camino formó la banda Papa Dolce, pero González sentía que precisaba empezar a componer canciones solo, para “ir a lugares con la guitarra y con la voz, y ver qué pasaba”. Así las cosas, hace diez años, arrancó solo en boliches, y ese recorrido culminó en Uno, su primer disco, editado en 2017. Allí encontramos canciones pop como “Elefantes con galera”, pero también otras inquietudes rítmicas, como “La cumbia de los rotos y los descosidos” o canciones como “Nada” y “No hay escape”, en las que se sienten brisas candomberas. “Tratamos de hacer un disco con las canciones que eran de la tercera camada, en ese proceso en el que ya estaba cómodo como cantautor”, recuerda González.

El músico hoy siente que su primer disco fue “desordenado” y “ecléctico”, pero “no en el buen sentido”, porque, como suele pasar en todo debut discográfico, trató de poner toda la carne en el asador para “ver qué pasaba”. Ya para el segundo álbum subraya que fue “todo lo contrario”. Días de fuego y fantasmas, que se editó en 2021, contó con un productor general –a diferencia del primero, que no tuvo–, Guillermo Berta, por eso las canciones pasaron por un tamiz, dando como resultado un álbum homogéneo.

Ahora González está trabajando en su tercer disco. Cuenta que se siente muy cómodo intercambiando ideas con productores, viendo el proceso en el que se toma la esencia de una canción hasta llegar al material final. Por eso, para el próximo álbum, que tendrá ocho canciones nuevas, un productor distinto (Berta, Luis Angelero, Paul Higgs y Tadu Vázquez) se encargó de dos canciones, para que sea un disco distinto. Si bien no tiene un concepto general, la idea es que dentro de toda esa heterogeneidad se destaque que son las canciones de González, aunque pasen por tamices distintos.

Ya en los dos adelantos del nuevo álbum –disponibles en Spotify–, que lanzó en 2023, “Ezpecial” y “Milagros”, se nota un enfoque sonoro distinto y una atmósfera diferente en comparación con los primeros dos discos. “Es el viaje de tener la canción como fin principal de todo, y si la canción ‘Ezpecial’ pide un sinte[tizador] hiperminimalista y que sea como una canción más pop y moderna, lo va a ser”, subraya.

En el disco nuevo de González también incluirá la versión que grabó de “Tema del hombre solo”, del –por ahora– último disco de Jaime Roos, Fuera de ambiente (2006), que lanzó a fines de 2022. González cuenta que, obviamente, los discos de Roos son parte de su vida musical desde siempre, pero la idea de grabar esta versión en particular le surgió hace un tiempo, cuando tenía un trabajo por el que iba a hacer rodajes al interior, y a la vuelta, en la camioneta, había un compañero que siempre ponía esa canción, lo que se transformaba casi en un ritual. “Esas canciones que capaz que son un poco tristes pero te hacen bien igual”, dice.

En pocos días –el 6 de octubre–, González lanzará otro adelanto de su nuevo disco –que verá la luz completo en 2024–, la canción “Montevideo”, que por momentos pinta un paisaje bastante tristón de la ciudad: “Un ramo de flores / tirado en la vereda, / alguien llora en el bondi / pensando que nadie me vea”. Pero la música contrarresta esa tristeza, porque es un pop que rítmicamente tiene aires beatleros –específicamente, del lado de Paul McCartney, con un aura del disco Magical Mystery Tour (1967)– y cuenta con un arreglo de vientos luminoso.

González subraya que le gusta mucho, cuando en una canción la letra toca un tema “más fuerte, alivianarlo con la música”, porque “Montevideo” en particular “no es una carta de amor idílica” a nuestra capital, sino que está basada en sus imperfecciones, porque hay veces que “pisaste una baldosa y se estropeó todo el día”. “Sabemos que las cosas a veces pueden ir mal, pero si le pongo música ‘mal’ a lo que ya está mal, se potencia y no nos lleva a ninguna parte”, dice.

El disparador de la canción fue un día –no cualquiera, nada menos que un lunes– que por 18 de Julio, a la altura del Monumento al Gaucho, se cruzó con un ramo de flores pisoteado. “No hay un llamador más grande que ese para empezar a escribir”, acota. Al final de la canción, González canta: “En tus grises y en tus colores, / Montevideo, te elijo de nuevo”.

El músico tocará –con banda y varios invitados– este sábado a las 21.00 en el Auditorio Vaz Ferreira, donde presentará el espectáculo La canción que viene para repasar sus dos primeros discos –con algunas reversiones– y, obviamente, estrenar varias canciones (como “Montevideo”) del álbum que se viene.

Diego González se presenta este sábado a las 21.00 en el Auditorio Vaz Ferreira (18 de Julio y Tristán Narvaja). Las entradas en Tickantel a $ 400. Hay 2x1 para suscriptores de la diaria.