El ministro de Relaciones Exteriores de Líbano, Abdalá Bou Habib, anunció que su país presentará ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una “denuncia oficial” sobre “el bombardeo y la agresión israelí deliberada” lanzados el viernes en zonas del sur del país. Los ataques fueron confirmados por Israel. Según el gobierno de ese país, fueron una respuesta al movimiento palestino Hamas, que lanzó 36 proyectiles desde Líbano contra territorio israelí.

Para Israel, “el Estado libanés es responsable por cada agresión que emane desde su territorio”, según dijo un portavoz militar a la agencia de noticias Efe. Por su parte, el gobierno libanés considera que el ataque israelí fue “una violación flagrante de la soberanía del Líbano, una flagrante violación de la resolución 1701 del Consejo [de Seguridad] y una amenaza a la estabilidad que disfrutaba el sur del Líbano”, según un comunicado de la cancillería.

La misión de paz de la ONU en Líbano informó que tanto ese país como Israel le comunicaron que “no quieren una guerra”, pero agregó que “las acciones [llevadas adelante] a lo largo del último día son peligrosas y suponen un riesgo de escalada seria”.

También Egipto, que ha actuado como mediador entre israelíes y palestinos, manifestó el viernes su “profunda preocupación por la peligrosa y acelerada escalada en la región durante las últimas 48 horas”. En un comunicado, la cancillería egipcia señaló que la escalada se generó “tras el asalto por fuerzas israelíes de la mezquita Al Aqsa”, en Jerusalén Este, “el posterior lanzamiento de cohetes hacia Israel y los bombardeos israelíes de áreas del sur de Líbano y la franja de Gaza”.

En Gaza, el movimiento Hamas denunció que entre los edificios bombardeados se encuentra un hospital de niños. Si bien no hubo heridos, “el bombardeo provocó un estado de confusión y miedo entre el personal médico, los niños enfermos y sus acompañantes”, manifestó el Ministerio de Salud local.