En una entrevista con el diario Libération, el presidente francés, Emmanuel Macron, se manifestó a favor de que su país implemente una legislación referente a la muerte asistida, entendida como la administración médica de medios para que una persona pueda morir -similar a la existente en Suiza, más restrictiva, pero distante a lo que Bélgica ha incluido dentro de su marco legal-, según lo expresado por el mandatario.

De acuerdo con lo que recordó el portal France24, aunque el país ya dispone de una ley, aprobada en 2016, que permite la sedación y los cuidados paliativos en pacientes terminales, en la legislación actual no está contemplada la posibilidad de terminar la vida de aquellos pacientes que lo requieran voluntariamente.

“No crea, en sentido estricto, un nuevo derecho ni una libertad, pero traza una vía que no existía hasta ahora y que abre la posibilidad de solicitar la asistencia para morir en determinadas condiciones estrictas”, explicó Macron en sus declaraciones a Libération, y agregó que con la propuesta legislativa la sociedad francesa “mira a la muerte cara a cara”.

El presidente galo fue muy específico al aclarar que la ley “no es un suicidio asistido”, ni tampoco “una eutanasia como tal”, porque la práctica de la muerte asistida contemplada por la legislación estaría sujeta a ciertas restricciones que imposibilitarían su realización de no ser cumplidas, reduciendo el margen de alcance de esta hipotética ley a un sector muy específico de pacientes terminales.

Actualmente, sólo ocho países en el mundo tienen legislaciones que contemplan el derecho a una muerte digna. Países Bajos, Bélgica, Suiza, Luxemburgo, Colombia y Canadá. También se ha legislado sobre el tema en diez estados de Estados Unidos: California, Colorado, Hawái, Maine, Nueva Jersey, Nuevo México, Oregon, Vermont, Washington y en el Distrito de Columbia. Y también en el estado de Victoria, en Australia.

Entre las condiciones requeridas para ser apto para la muerte asistida propuesta por el gobierno de Macron está ser mayor de edad, tener un “discernimiento claro” al momento de requerir la asistencia y sufrir una enfermedad que amenace el pronóstico de vida del paciente a corto o mediano plazo, como puede ser un cáncer terminal.

“Se trata de una ley de la fraternidad, porque permite elegir lo menos malo cuando la muerte está a las puertas”, expresó el mandatario, y agregó que los familiares del paciente también podrían apelar la decisión.

El proyecto legislativo de la muerte asistida está fundamentado en la participación de 184 ciudadanos, elegidos al azar por el gobierno, que se embarcaron en una labor de debate que empezó en diciembre de 2023.

Los resultados arrojaron que el 76% de los participantes estaban de acuerdo en impulsar una forma de muerte asistida dentro de la legislación gala. Sobre esta base, el proyecto de ley primero irá a las oficinas del Consejo del Estado, con el objetivo de analizar su alineación constitucional, para después pasar al Consejo de Ministros en abril y concretar una primera lectura dentro del Parlamento francés prevista para mayo.

Macron explicó que, al ser “un texto con tantos desafíos”, no hay interés en darle urgencia al proceso y se prioriza la construcción completa de la posible legislación sobre la muerte asistida.

Aunque alrededor del 70% de los ciudadanos franceses está de acuerdo en la necesidad de incorporar una ley relativa a la eutanasia, algo que no contempla el proyecto legislativo en curso, los partidos políticos no parecen alineadas con dichos intereses.

El partido oficialista, Renacimiento, solamente cuenta con una mayoría relativa en la cámara baja del Parlamento, por lo que necesitaría negociar acuerdos con la izquierda y la derecha para poder aprobar la ley.