Columna
Otro tiempo
Las bocinas sonaban desde temprano aunque muchos frenteamplistas, quemados con leche en el balotaje de 1999, desconfiaron hasta último momento. El requisito de la segunda vuelta cuando ningún partido logra la mitad más uno del total de los votos, establecido en la reforma constitucional de 1996, es una exigencia muy alta, ideada justamente para dificultar el triunfo del Frente Amplio, y su primera aplicación fue traumática para la coalición de izquierdas.