La Dirección Nacional de Bomberos informó este jueves que desde el 1º de diciembre al 20 de enero hubo “1.829 incendios de campo y/o forestales, que alcanzaron a afectar 12.971,56 hectáreas de combustible vegetal”. Esto equivale, en promedio, a más de 35 incendios por día, en 51 días.
Los incendios fueron más en el área metropolitana, hubo 1.214, con 2.598,45 hectáreas afectadas-, pero se dañó más terreno en el interior, donde hubo 615 incendios de campo/forestales, que dañaron 10.373,11 hectáreas.
Si se compara con diciembre de 2021 y enero de 2022, en el mismo período hubo menos incendios -1.407-, pero Bomberos hace la distinción de que después del 14 de enero del año pasado se registraron precipitaciones y no hubo tantos incendios de campo o forestales, “evidenciando que en la temporada anterior hubo más cantidad en un período menor”. En esta línea recuerdan que el año pasado “se registraron más de 100 incendios en un mismo momento, algo realmente muy complejo. Además en la temporada pasada, enfrentamos los incendios más extensos de nuestra historia”.
“No obstante, este año, hemos tenido mayor cantidad y los incendios aún continúan, y [dado que] las condiciones ambientales no cambian, se dificulta más aún”, señalan Bomberos, que asegura que su labor se “ha visto incrementada notoriamente en este verano”.
El problema, según marcan, es que dos de los tres factores que “inciden en el desarrollo de los incendios forestales” se han modificado y eso predispone a los incendios. Por un lado, el tiempo atmosférico no ha dado tregua: “la baja humedad del ambiente, escasas o nulas precipitaciones, altas temperaturas y vientos sensiblemente fuertes favorecen directamente en el desarrollo de los fuegos”. Por otra parte, el combustible vegetal: “se encuentra muy seco, con poca humedad y en muchos lugares, en acopios o cúmulos de vegetación muerta, producto de caída de hojas, ramas o restos de podas”.
Estos factores “permiten que ocurran muchos incendios complejos, que demandan muchas horas de trabajo, por parte de varias dotaciones de más de un destacamento, para atender un mismo siniestro. Esta situación se ha dado en todo el territorio nacional, en forma continuada a lo largo del verano, lo cual aumenta el estrés hídrico de los suelos y de la vegetación en general”. Esto es algo que también queda de manifiesto en el índice de riesgo de incendio que elabora el Instituto Uruguayo de Meteorología, que ha marcado un riesgo muy alto durante todo el verano.
Bomberos informó que “en lo que va del año todos los días hemos tenido que combatir más de un incendio forestal o de campo, incluso cerramos el año 2022 con un incendio forestal que demandó 51 horas de trabajo continuado, donde [se requirió] el esfuerzo de dotaciones de los 12 destacamentos de Soriano y Colonia”, y que afectó más de 300 hectáreas. A su vez, comenzaron el año trabajando en Tacuarembó “en el incendio más extenso en lo que va del año”, con 538 hectáreas afectadas.
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“Hemos tenido jornadas muy intensas, con más de cinco incendios complejos en forma simultánea, que más allá de la extensión, que en algunos casos no fue muy significativa, fueron incendios que amenazaron a viviendas y a sus moradores, con una propagación muy rápida y violenta, los cuales demandaron mucho esfuerzo por parte de los efectivos para controlarlos, considerando que son incendios que requieren varias dotaciones de varios destacamentos, dificultándose la respuesta, ya que muchos de estos se continuaron por varios días, como el de Santa Lucía, Salinas Norte, Laguna del Sauce y recientemente Cerro del Toro y La Floresta. Al día de hoy todos los destacamentos del país más los seis temporales han trabajado en incendios de este tipo, principalmente los del Área Metropolitana”.
Bomberos recurre a la colaboración de toda la población, a la que le solicita ningún tipo de fuego, eso implica no quemar residuos o restos de poda o pastos; de hecho, recuerda que esas prácticas están prohibidas por el decreto 436/007 y pide a los que ven estas situaciones que las denuncien.
Asimismo, piden extremar cuidados con “la utilización de maquinaria, herramientas, equipos o vehículos en zonas con vegetación, ya que una pequeña cantidad de calor puede iniciar un fuego, como la ventilación o la liberación de calor desde motores, caños de escape, o por el propio funcionamiento normal o prolongado. También recordar no arrojar colillas de cigarrillos”.
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