Cultura

Ariel Pink, nacido en 1978, en un extrañísimo giro de la historia toca hoy a las 21:00 en la Trastienda, siendo posiblemente una de las visitas más impensadas de los últimos años. Si bien su último disco “Before Today” acaparó importante atención de parte de los medios especializados, Ariel Pink sigue siendo un músico bastante insular en nuestro territorio, no sólo en lo que respecta a su difusión, sino a un sonido, puesta en escena e imaginería que reta muchos de los estándares de lo que debe ser una canción, un disco, o un artista.

El Centro de Fotografía cumple diez años y anuncia una ambiciosa mudanza al edificio que albergó al Bazar Mitre.

El domingo pasado falleció el poeta y crítico Décio Pignatari, uno de los tres fundadores del movimiento de poesía concreta brasileña. La noticia trascendió con rapidez, pero no provocó tantas reacciones como la de la muerte, tres días después, del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer. Señal de que la vanguardia nunca ha sido cuestión de masas, diría Pignatari.

Uno de los hitos del año cultural montevideano, el Coloquio Internacional de Teatro llega a su octava edición con un aparente cambio en sus consignas: si en otros momentos se acotaba a un “tema”, fuera éste la memoria colectiva o la dramaturgia de Florencio Sánchez, en esta ocasión el centro es una época, la década del 90. A menos, claro, que los 90 sean un tema en sí. Sobre ésta y otras características del evento conversamos con su principal referente, el investigador y docente Roger Mirza.

Magdalena Helguera, Germán Machado, Lía Schenck y Malí Guzmán en Literatura para niños, Daniel Vidal, María González, Gustavo Lespada y Javier Uriarte en Ensayo, Rossana Mutarelli y Sebastián Barrios en Teatro, Claudia Magliano y Víctor Guichón en Poesía, Álvaro Ojeda, Carlos Rehermann, Carlos Caillabet, Luis Fernando Iglesias y Pablo Silva Olazábal en Narrativa fueron algunos de los ganadores de los Premios Nacionales de Literatura 2012, entregados ayer por el Ministerio de Educación y Cultura.

Juana Fernández Morales, mejor conocida como Juana de Ibarbourou, ya es casi una epifanía cotidiana. Sea en forma de billete de valor apetecible o en su condición de figura espectral, la poeta sigue apareciendo entre nosotros, sigue mirando al lector o al transeúnte con su pálido rostro -antes glorioso- que el tiempo se ha encargado de perpetuar. Su constante aparición acaso deje repiqueteando la duda en algún distraído: ¿Juana alguna vez se fue?

Impresiona por lo que se ve y también por lo que no se ve. El primer hangar de la Feria del Libro de Guadalajara tiene, más o menos, el tamaño de la Feria del Libro de Buenos Aires. Pero se trata sólo del sector de ediciones nacionales; luego hay otro hangar, igual de grande, dedicado a las delegaciones internacionales. Entre ellas, la de Uruguay, que este año suma al stand de la Cámara del Libro una serie de iniciativas de la Dirección de Industrias Creativas del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).