Sólo cabe interpretar esto como una bravuconada autoritaria, como un abuso de poder que pasa por encima de la libertad de expresión de los trabajadores sindicalizados.
El ámbito de aplicación de la laicidad es el aula, el acto de la clase; no se prescribe cuál debe ser la adscripción del pensamiento que pueda tener el docente.
Que este 2021 nos encuentre en la senda de sostener el derecho a estar en las aulas de la enseñanza media en el marco constitucional de una educación obligatoria.