Fuera de sección
La democracia electoral o democracia de masas o democracia de medios tiene grabada en su genoma, desde antes de que el mundo fuera mundo, la cara de Donald Trump. Lo que debemos combatir no es el advenimiento de los advenedizos, ciertos personajes que consideramos peligrosos o excesivos; lo que debemos combatir es la lógica que los produce y los perfecciona, y esa lógica no es sino la propia democracia electoral de medios y masas. El circo y el espectáculo, clásico recurso divertido y distractivo con respecto a las cuestiones propiamente políticas, no es ahora sino la lógica de la propia política. El deporte, la competencia, las cifras y los porcentajes, el momento orgásmico en el que los adversarios se miden en la arena como gallitos colorados: alguien va a ganar y alguien va a perder. Especialistas, politólogos, encuestadores, sociólogos, publicistas, asesores de imagen y administradores de lo visible son una muestra clarísima de periodismo deportivo. Dentro de ese género, que podemos bautizar como “las grandes profecías de lo obvio”, ellos viven de hacer sus observaciones y mediciones, sus cálculos de probabilidades, de estirar indefinidamente la previa y calentar el ambiente, para llenar luego el vacío del período refractario con intervenciones epilogales que glosan, comentan, analizan y vuelven a contarnos lo que todos ya sabemos, porque todo ya recomenzó.