Fuera de sección
La vida de los otros
Vi "Relatos salvajes" hace dos años, un viernes de noche y luego de un día pesado. Había leído algo sobre la película y conocía al director. Por ende, suponía que iba a funcionar como el disparador de la risa catártica y alienada que estaba precisando. Además, los asientos del cine eran cómodos, había aire acondicionado y pantalla gigante. El hecho es que antes de que terminaran los avances mi cerebro ya se había entregado de pies y manos a la matriz, como una ovejita al matadero.