La sociedad uruguaya necesita encarar en serio los problemas actuales y los escenarios futuros en materia de salud. Para ello es preciso incorporar a los actores sociales, ampliarlos, fortalecerlos.
La ley 18.437 tiene establecida, desde 2008, la “centralidad del estudiante”. Quizás sea el momento de poner en práctica estos aspectos del principio de participación democrática, que no se están respetando.
La transformación y la modernización del espacio público en su conjunto son imprescindibles para inyectar calidad en las acciones de gobierno y mejorar nuestra inserción internacional.
Al contrario de ser la varita mágica que resuelve los problemas sociales, la educación tiende a reflejar y reproducir las jerarquías y las distancias sociales previamente constituidas en la estructura social.
Los cambios futuros, a diferencia de esta administración, deberán contar con una amplia participación; es la única manera de lograr el equilibrio entre coherencia técnica y carácter negociado de su origen.
Si la única motivación para la reforma es la de darle sostenibilidad al sistema de jubilaciones y pensiones, el resto de las demandas y necesidades seguirán sin respuesta.
Es importante que los problemas que surjan a raíz del uso de herramientas como Chat GPT –indudablemente los habrá– se les atribuyan a estas empresas que se mueven rápido, rompen cosas y jamás, jamás piden permiso.
La reforma a estudio del Parlamento propone la afiliación a las AFAP de casi todas las personas afiliadas al BPS. La libertad (tan pregonada por esta coalición en el gobierno) se sustituye por la obligatoriedad universal.