Llevaba años trabajando en las comisiones de Industria del Parlamento, pero su nombre se volvió más notorio cuando fue el miembro denunciante de la investigadora de ANCAP. Álvaro Delgado es una persona de confianza del líder nacionalista Luis Lacalle Pou y uno de los principales referentes del sector Todos, que hoy se reúne en La Paloma para definir estrategia y abordar la coyuntura política. Delgado conversó con la diaria de la movilización de los productores rurales, de acuerdos programáticos y climas internos. Sobre las declaraciones del intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, sobre Luis Lacalle Pou, dijo que “no le hacen bien al objetivo principal del Partido Nacional [PN]” y aseguró que el líder de Todos “es el único que ha generado la posibilidad de que algunas personas del Frente Amplio [FA]” puedan incorporarse al sector.

¿Está vigente hoy la distinción entre un espacio wilsonista y un espacio herrerista en el PN?

Yo no creo que se pueda dividir en un espacio wilsonista y un espacio herrerista, en un espacio del interior y un espacio de Montevideo. Estamos en un mundo diferente, intercomunicados. Todo eso tiene mucho más que ver con el pasado que con el futuro. Hoy tienen mucho más que ver las improntas de los movimientos, de los equipos que los constituyen, la mirada sobre algunos temas. Wilsonistas hay en todos lados, herreristas hay en todos lados. Un ejemplo: el movimiento Todos se nutre de mucha gente del herrerismo, pero hay gente que no viene del herrerismo, y hasta el movimiento de Rocha está adentro. Hablar así quizás facilite en términos comunicacionales, para ponerle una etiqueta, pero creo que hoy las concepciones tienen mucho más que ver con cómo ver para adelante las cosas. Esas divisiones responden a improntas, a liderazgos personales muy fuertes de hace mucho tiempo. Hoy los liderazgos son mucho más con período de vencimiento, no sólo en el PN. Son liderazgos mucho más abiertos a la opinión de los demás, mucho más colectivos. Y creo que es positivo.

El intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, y otros dirigentes de Alianza Nacional se refirieron en los últimos días a la necesidad de fortalecer el espacio wilsonista. ¿Es una cuestión que responde a una lógica electoral o hay matices sobre cómo se ve la realidad en los dos espacios?

Creo que los matices o las miradas que puede haber sobre algunos temas, que no son los sustanciales, son los normales en cualquier partido. Cualquier matiz o diferencia que pueda haber en el PN en cualquiera de sus líderes es mucho menor que las diferencias internas que a veces filosóficamente tiene el FA. Me parece que es mucho más acotado, y responde a mi juicio –sin entrar en polémicas en función de las opiniones de algunos que pueden gustarnos más o menos, o pueden parecernos oportunas o a mi juicio algunas inoportunas–, pero seguramente tiene mucho que ver con un tema comunicacional, de estrategia de acumulación o aglutinación.

Botana dijo que Luis Lacalle Pou es el candidato ideal para salir segundos, sugiriendo que no es un candidato capaz de convocar a mayorías amplias. ¿Qué te parece esa apreciación?

Creo que hay que quitarse los estigmas y los prejuicios. Obviamente que yo no comparto esa opinión, pero creo sobre todo que no le hace bien a un tema mucho más importante que Lacalle Pou, no le hace bien al objetivo principal del PN. Nosotros lo que no podemos confundir es lo accesorio con lo importante. El PN tiene la oportunidad de ser el que lidere un cambio en Uruguay, porque es el principal partido de la oposición y porque tiene que generar ese ámbito de coordinación de la oposición que se plasme mucho más que en un balotaje, que se plasme en una acción de gobierno que no va a ser de un solo partido ni va a tener mayorías propias, como ha tenido el FA. En esta elección se juegan mucho más que los próximos cinco años, creo que se juegan los próximos 20 años en algunos enfoques de cosas. Y uno tiene que tener la capacidad de tender los puentes, y de tenderlos antes. Me parece que para ese fin no colaboran estos comentarios, porque además lo que mide la opinión pública hoy son los estudios de opinión pública, y el PN aparece como un partido que está conservando e incluso aumentando su intención electoral respecto de la elección anterior. Incluso con algunos que ingresaron que votaron en otras filas, particularmente en el FA. Lacalle Pou es el único que ha generado la posibilidad de que algunas personas del FA puedan incorporarse al sector Todos, no en función de posiciones ideológicas anteriores sino en función de planes de acción, de gestión. Los estamos viendo en el interior: alguna gente que tuvo militancia en el FA, que son referentes en las localidades, se está acercando porque quiere un cambio y ve que el PN es el que puede liderar ese cambio, y que Luis puede ser el conductor del equipo.

Jorge Larrañaga y Graciela Bianchi, entre otros, han planteado impulsar una coalición programática de la oposición de cara a las próximas elecciones, ¿qué te parece la propuesta?

Hay mucha gente desilusionada, desencantada, y la mayoría de ellos votó al FA en la elección pasada. Ahora la oportunidad la tenemos nosotros de enamorarlos, por lo menos a una parte de esa gente, y los enamoramos obviamente teniendo un partido funcionando de manera orgánica, teniendo ideas claras, objetivos definidos, pero además actitudes y gestos que sean amigables. A algunas figuras del FA muy notorias, no las quiero mencionar, pero me parece que hay que involucrarlas en un proyecto de cambio. No decirles que vengan a votar a un partido, pero involucrarlas en un proceso de cambio, en un proceso de gestión. Para eso, hay que tener muy claros algunos rumbos. Yo creo que lo que está planteando Larrañaga es una idea compartible. No es el único que lo está planteando; Gonzalo Mujica ha planteado ideas similares, se ha reunido con nosotros y con varios referentes políticos; Pablo Mieres, con otro perfil, está planteando algunas cosas. Creo que en parte ese proceso se está haciendo. A mí me tocó vivir la investigadora de ANCAP, y la verdad es que hubo una coordinación, porque era un tema muy grande de la gestión en poco tiempo de trabajo, y tanto con Pedro Bordaberry como con Pablo Mieres tuvimos ámbitos de coordinación. Y además a nivel parlamentario, tanto en Diputados como en Senadores, la mayoría de las veces la oposición vota en forma similar. Hay que insistir en la idea de buscar algunos temas en los que se reafirme lo importante. En vez de andar corriendo antes del balotaje, es importante –cuanto antes mejor– ir generando el clima. Creo que se ha mejorado mucho el clima en la oposición: la charla, el mate, el intercambio no público.

Hablaste de temas importantes, de referentes frenteamplistas... ¿un Fernando Filgueira en educación sería un ejemplo de esos referentes que te gustaría involucrar en un proceso de gestión?

No voy a hablar de nombres, pero tú sabés que en educación hay un proceso que se está dando por la vía de los hechos. Muchos técnicos de varios partidos, no orgánicamente, formaron Eduy21, y están trabajando no ya sobre diagnóstico, sino sobre propuestas de corto, mediano y largo plazo, en un tema en el que son imprescindibles los acuerdos. Y en ese proceso hay notorios votantes del FA que incluso estuvieron en cargos de gobierno.

¿Qué debería aprender la oposición del proceso de la Concertación, para bien y para mal?

El PN está en un debate interesante, interno, no público, sobre la evaluación de la Concertación y cómo sigue para adelante. La Concertación para nosotros es un elemento que sigue siendo válido –quizás hay que reformularlo y aggionarlo–, pero fundamentalmente para Montevideo. Obviamente, implicó que surgieran algunas figuras nuevas que se metieron en política y fundaron un partido, como es [Edgardo] Novick, y bienvenido sea, pero también el resultado es que hoy el PN tiene dos alcaldías en Montevideo y estuvo a punto de tener una tercera, tiene concejales municipales, está integrado a la estructura institucional de la capital. Eso es lo positivo. Quizás le falte mucho funcionamiento orgánico, creo que hay que reformularla. El PN está dando un debate y la idea es no hacerlo público, pero se está dando, incluso con estudios técnicos que nos permitan saber la opinión de la gente y sirvan de insumo para tomar decisiones políticas. Mi evaluación personal es que el instrumento para Montevideo sigue siendo válido, pero hay que aggiornarlo mucho.

Búsqueda publicó el jueves que Verónica Alonso le propuso a Larrañaga ser ella la precandidata. ¿Es una candidata más de temer que Larrañaga para competir en la interna?

[Se ríe] Verónica Alonso es una senadora que tiene su perfil propio, ha sabido ganárselo, sale bien en los medios, tiene peso político, proyección. Y además tiene ganas, y eso es importante en política. También la tienen otras figuras, algunos intendentes. Estamos viviendo un momento bastante convulsionado y está bueno que mucha gente tenga ganas.

El secretariado ejecutivo del FA sacó un comunicado diciendo que había operadores políticos de la oposición que se estaban aprovechando de la movilización de los productores rurales. ¿Qué te parece?

Me cuesta reconocer a quiénes se está refiriendo con políticos que aprovechan electoralmente la movilización. Por lo que uno ve, ha sido bastante espontánea, y si algo ha tenido es despartidización. Tan es así que ninguno de nosotros ha hablado del tema para no partidizar algo que nace espontáneamente. La gente se puede manifestar de forma pacífica, me parece legítimo. Mientras sea con respeto y siempre se apueste al diálogo... porque acá no hay soluciones sin diálogo. Lo que no logro entender es por qué el intento de descalificación por la vía de la utilización partidaria; en realidad, yo no conozco que esté siendo así. Y estás hablando con alguien que no ha hablado del tema para que no se partidice.

El gobierno ha dicho que sólo dialogará con las gremiales. ¿Te parece que debería reunirse también con los productores autoconvocados?

Uno tiene la impresión de que parte de estas movilizaciones también han sido por el costado de las gremiales. Así que tamaña decisión del gobierno... en esto el diálogo es importante, tratar de no asumir esta situación con soberbia. Lo importante es la búsqueda de soluciones y las señales. El 29 de enero nosotros, junto con el senador José Amorín Batlle, citamos a Comisión Permanente a los ministros de Economía e Industria por el aumento de tarifas públicas, que no afecta solamente al sector rural sino que nos afecta a todos. Ahí al gobierno se le fue la mano en cómo encaró el tema, sobre todo la última suba, cuando había una expectativa en contrario generada por el propio gobierno, y ratificada por la propia performance de las empresas públicas, particularmente de UTE. Hasta el propio presidente de UTE [Gonzalo Casaravilla] hablaba de que se podían bajar las tarifas. UTE tuvo una utilidad bien importante, y parecía lógico trasladar esa situación beneficiosa por medio de una baja, y sin embargo, decidieron no sólo no bajarlas sino subirlas. De eso queremos hablar en la Comisión Permanente, y tratar de buscar mecanismos hacia adelante para compensar, sobre todo para algunos sectores que en la paramétrica de sus costos las tarifas energéticas aumentaron mucho.

Además de reclamar una rebaja de las tarifas públicas, varios productores que se han expresado en estos días han pedido recortar los gastos del Estado. ¿Se puede recortar gastos, y qué tipo de gastos? Porque cuando surgen estos planteos inmediatamente se acusa desde el FA a la oposición de querer recortar las políticas sociales.

Me parece que están viendo situaciones que no son reales. Ninguno de nosotros habló del tema ni habló de las políticas sociales. Los productores recién el 23 van a aterrizar una propuesta con las demandas. O sea que no sé a qué están haciendo referencia.

¿Coincidís con los planteos de bajar el costo del Estado, de recortar los gastos?

Son de las cosas que tenemos que ver. Yo creo que el Estado, cuando aumenta las tarifas de la forma en que lo hace, también tiene que dar algunas señales. Sobre todo en los temas más superfluos, como los funcionarios públicos. Me parece que todo el mundo está esperando del Estado alguna señal. Y son de los temas en los que si hay voluntad política podemos intentar ponernos de acuerdo, fijar una regla fiscal y poner dentro de esa regla algunos mecanismos para tratar de ir abatiendo costos que pueden ser abatibles en el Estado, sin perder las funciones principales.

También ha habido reclamos de mayor flexibilidad en las políticas laborales.

Yo no voy a estar comentando los reclamos de algunos productores. Esperemos que haya una proclama. Te puedo dar una opinión personal: creo que se pueden discutir instrumentos, que hay que aggiornarlos adecuándolos a la realidad, al mundo, pero no se pueden discutir derechos en materia laboral. La negociación colectiva vino para quedarse, obviamente. No solamente vino para quedarse sino que es importante. También hay que adaptarla a la nueva realidad laboral. Tenemos que enmarcar esto en una baja del empleo; la mayoría de los sectores que crecen en actividad son los menos intensivos en mano de obra. Ese es el principal problema laboral.

El año pasado, en una conferencia en el PIT-CNT, en referencia a adaptar la negociación colectiva, hablabas de la negociación por empresa...

Hablaba de la negociación por empresa, por zona. Porque no es lo mismo un supermercado que está en Montevideo que un supermercado que está en Flores. Y además, porque me parece que ir generando los ámbitos empresariales va a ayudar a tratar de mejorar el relacionamiento en el mundo laboral. Es una de las variables que hay que empezar a introducir. También el tema de la productividad. Cómo se incluye es uno de los asuntos a discutir, porque hay que generar indicadores. Pero en la negociación colectiva hay mucho para innovar, para aggiornar, sobre todo, viendo otras experiencias; discutiendo instrumentos, no derechos.

Has trabajado en las comisiones de Industria del Parlamento, en la investigadora de ANCAP. ¿Te parece que hay reformas urgentes a implementar en los entes estatales?

La investigadora de ANCAP me permitió conocer muy de adentro a la principal empresa de Uruguay. Se pusieron encima de la mesa hechos más que personas. Me consta que me identifican como el miembro denunciante de la investigadora de ANCAP; alguna factura por serlo en el FA van a querer pasarme. Pero aparte de eso, me permitió conocer muy de adentro las empresas públicas, pero también sus hijas y nietas, que son un estado paralelo que huye del derecho público. Son sociedades anónimas de propiedad estatal, con lo que para todas las decisiones se funciona en el derecho privado, pero para absorber las pérdidas las repercusiones terminan estando en la empresa madre, que es estatal. Sobre eso presentamos un proyecto de ley que está a discusión en la Comisión de Hacienda, que implica hacer un código de buenas prácticas, definir cómo se designa a los directores y las gerencias, quién aprueba los balances y los préstamos, dándoles menos autonomía a estas empresas satélite. Me parece que es una vía muy importante para trabajar en el futuro.