I

–Es que no es tan fácil para mí, ¿entendés? Porque hay que ir por abajo de la mesa, si no es un riesgo muy grande. ¿Me entendés?

–No mucho.

–Digo que las cosas ya no son como antes, porque hay más controles y nadie quiere quedar expuesto. ¿Entendés lo que te digo?

–La verdad es que no.

–¿Pero se escucha bien?

–Sí,sí, se escucha bien, es el contenido lo que no me queda claro. Pará un poquito que llamo a otra persona a ver si entiende algo.

–Bueno, dale...

–Hola.

–Sí, hola. Le decía a tu amigo que nos puede ir mal a todos, así que es mejor que yo juegue de callado. ¿Se entiende?

–Creo que sí. Vos decís que hay que esperar un poco.

–¡No, al contrario! Estoy diciendo que hay que hacerlo ya.

–Entonces entendí mal.

–¿Pero no hay nadie que entienda algo ahí?

–Hay una persona que es bastante despierta, pero está en la Fiscalía Anticorrupción.

–No, dejá. Mejor te paso con alguien que entienda menos que yo, a ver si mejora la comunicación.

–Dale...

–Hola. Me dicen acá que no estaban entendiendo mucho lo que les estaba explicando mi amigo.

–La verdad es que no.

–Mirá, no es que yo entienda tanto, pero creo que la cuestión es así: si no le damos una coima mañana, el negocio no sale.

–Ah, ta, ahora nos estamos entendiendo.

II

–Escuchame, yo hablé con la Policía y por el lado de ellos estaría todo bien, siempre que no levantemos mucho la perdiz.

–Y sí, es lógico, porque ellos tienen que cuidar las apariencias.

–Exacto. Por eso lo mejor es que no seas vos el que vaya al juzgado.

–Claro, tiene que ser otra persona. Perdón, ¿podrías hablar un poco más fuerte?

–¿Pero no me escuchás?

–Más o menos.

–Qué raro, pensé que me estabas entendiendo. Pero bueno, te hablo más fuerte. Te decía que la coima la pago yo, pero la tiene que llevar otra persona.

–¿Entonces la coima la pagás vos?

–Sí, sí, la coima la pago yo.

–Disculpá, ¿me podés repetir eso último?

–Pero te lo dije dos veces.

–Sí, pero para estar más seguros. Y vocalizá bien, que eso mejora la inteligibilidad.

–Pará un poquito, ¿vos me estás grabando?

–¿Yo? No, ni ahí. Simplemente quiero que las cosas queden bien claras. Mirá si te voy a estar grabando.

–Tené cuidado, porque si vos me jodés yo te puedo arruinar la existencia.

–¿Existencia lleva ese después de la equis?

–¿Pero vos estás sacando apuntes? Sos un idiota, ¿no te das cuenta de que eso no sirve como evidencia?

–¿Evidencia va con be larga o uve?

–¡Dejá de sacar apuntes, imbécil! Mirá que te mato igual.

–Bueno, dale. La verdad es mejor para mí, porque ya se me estaba acalambrando la mano.

III

–Yo creo que no va a haber problemas, porque somos todos gente seria. Vos, yo y aquel. Pero no pueden quedar registros. Mucha gente se ha hundido por una pelotudez. Decile a aquel esto mismo que te estoy diciendo.

–Ahí tenemos un problema, porque aquel es sordomudo y la única forma que tenemos de comunicarnos es por mail.

–No, es un peligro, queda todo registrado.

–Puede ser por chat.

–Es riesgoso también.

–Entonces no me imagino cómo podemos hacer.

–Mirá, yo sé que vos tenés confianza en aquel, pero creo que es mejor que no participe, por la seguridad de todos, la de él incluido.

–Uh… ¿Y cómo se lo digo?

–Yo creo que escribirle un mail sin muchos detalles es seguro.

–Me refiero a que no sé cómo se lo va a tomar, porque es jodido que te dejen afuera de un negocio por ser sordomudo.

–Tenés razón, sería discriminarlo.

–La otra es que aprendamos lenguaje de señas.

–Pero es medio complicado ¿no?

–Yo supongo que las básicas no. Aparte, ya nos queda.

–Sí… Igual ahí tenemos otro problema, porque yo soy manco.

–¿Y con una sola mano no podés?

–Me faltan las dos.

–No me habías dicho nada. Mirá, la verdad es que prefiero no hacer este negocio contigo. Yo no soy la Madre Teresa de Calcuta para andar ayudando lisiados.