En el marco de la discusión sobre los criterios de pasaje de grado que impulsa la Administración Nacional de Educación Pública, se presentaron experiencias de otros países respecto de la repetición. En el segundo día del seminario que organizó el organismo la semana pasada, se expuso sobre experiencias de tres países europeos que tienen puntos de comparación con Uruguay: España, Portugal y Finlandia.

Miguel Ángel Recio, especialista y técnico del gobierno español, explicó que en ese país existen altos índices de repetición en comparación con los demás países del continente, pese a que actualmente dicho mecanismo cuenta con limitaciones legales. Concretamente, detalló que los niños pueden repetir como máximo una vez en el pasaje por primaria y dos como máximo en los primeros cuatro años de la educación secundaria, hasta donde llega la educación obligatoria en España. Recio señaló que los números de repetición varían según las 17 comunidades autónomas españolas, que son las que tienen a cargo la gestión de las políticas educativas, lo que lleva a que se generen diferentes estrategias de cara a la repetición. Según contó, hace algunos años en primaria la decisión sobre si un niño repetía el año se tomaba cuando culminaba cada ciclo educativo, que en España es de dos años. Sin embargo, la modificación de esa disposición para que la decisión se tome año a año hizo que la repetición aumentara 50%, pese a que no empeoraron los resultados académicos de los niños.

Para Recio, la repetición debe tener limitaciones legales porque “no es una medida eficaz” y siempre se debe evaluar cómo le fue al estudiante que repite un curso. Según entendió, la repetición se visualiza en general como “una medida socioeducativa neutra”, que consiste en “una mera constatación del nivel educativo del alumno”, a partir de una serie de requisitos académicos no alcanzados por el estudiante. Recio consideró que esa mirada debe ser cambiada y que también deben tomarse otras medidas, como la eliminación de los “currículums inmensos”, que suelen estar mal diseñados y compuestos por contenidos “demasiado academicistas”. El especialista español dijo que los docentes deben tener a mano una serie de medidas previas a las que apelar antes de definir que un estudiante repita, y que cuando estas no sean suficientes y se defina que lo mejor para el estudiante es volver a pasar por el mismo curso, debe elaborarse un plan personalizado para que se siga al año siguiente.

Vecinos

Lina Varela, del gobierno portugués, contó que en su país en 2015 y 2016 se registró 10% de repetición para los estudiantes de 15 años y que recientemente se tomaron medidas para revertirlo, ya que se encuentran lejos de las metas de la Unión Europea en materia de fracaso escolar. No obstante, recientemente Portugal ha sido motivo de elogios en el mundo de las políticas educativas, ya que logró mejorar en pocos años sus resultados en las pruebas PISA y se colocó por encima del promedio de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Según detalló Varela, algunas de las medidas que se vienen tomando desde hace algunos años en ese país son la mayor inversión en formación permanente docente, la diversificación de la oferta educativa y la generación de mecanismos de evaluación externos al sistema educativo, que permitan la comparación con otros países. Además, se reformó la educación inicial y se logró la universalización en niños de cuatro y cinco años, y se generó un programa de apoyo a los centros educativos de todo el sistema que se encuentran en “territorios desfavorecidos socioeconómicamente”. En suma, cada centro educativo es evaluado y, a partir de los respectivos informes, sus referentes elaboran un plan para la mejora de los resultados. Varela contó que más recientemente se están tomando otras medidas, como la elaboración de encuentros con estudiantes para conocer su punto de vista sobre lo que sucede en el sistema educativo o la definición de perfiles de logros para los estudiantes, según el tramo educativo. Por su parte, se implementaron medidas de flexibilización curricular que hacen que cada centro pueda crear hasta 25% de los cursos del programa, lo que permite el trabajo conjunto entre distintas disciplinas.

Casi cero

Riia Palmqvist fue la encargada de contar sobre la experiencia de Finlandia, donde la repetición casi no existe: 99,7% de los estudiantes pasan de grado. Según contó, el sistema educativo se basa en un principio que establece que “nadie quede por el camino” y se entiende que es importante que los estudiantes no tomen decisiones relevantes para su trayectoria académica en momentos en que son muy jóvenes. Palmqvist contó que en Finlandia se empieza a trabajar en el proyecto de vida de las personas desde la etapa del embarazo, lo que implica que haya diferentes actores del Estado actuando en conjunto. Según detalló, a los cinco años ya se cuenta con tanta información que saben cuáles son las habilidades de aprendizaje de cada niño, lo que permite elaborar un plan personalizado a nivel educativo.

En la educación, concretamente hay una serie de medidas a las que en forma progresiva pueden apelar los docentes cuando un estudiante no está logrando los aprendizajes esperados. En todos los casos se toman decisiones en conjunto entre un consejero –figura existente en todos los centros educativos– y las familias de los niños y jóvenes, ya que entienden que los docentes “no pueden hacerlo solos”. Además, en los centros educativos hay otros actores: nurses, psicólogos y personas para cuidar a los estudiantes, tarea que no recae en los docentes. De todas formas, Palmqvist señaló que los asuntos educativos y los médicos se tratan por separado a nivel profesional.

En suma, en Finlandia hay estudios y proyectos independientes a los grados en los que cada estudiante está cursando, y existe la posibilidad de avanzar y que las habilidades que aún le queden por adquirir al estudiante en una materia sean trabajadas al año siguiente con un plan personalizado.