Un ex mandatario de nuestro país decía que los uruguayos “somos medio atorrantes, no nos gusta tanto trabajar”. Uno tendería a pensar que esto es más bien una tendencia gobal: según un estudio realizado por la empresa Hootsuite (especializada en gestión de redes sociales), el usuario de internet destina en promedio dos horas y 24 minutos diarias a navegar en redes sociales. Es un tiempo muy alto, teniendo en cuenta que un usuario promedio está seis horas y 43 minutos en línea por día.

La variedad de redes sociales disponibles es bastante alta y tiene diferentes cometidos. Desde Facebook y Twitter como redes sociales más puras en su definición original (que hoy podría resumirse como “el lugar para depositar la rabia cotidiana”) hasta Happn o Tinder (con fines menos sanctos), la oferta es variada. Algunos actores surgieron, tuvieron su explosión momentánea y desaparecieron rápidamente, como Snapchat, una red social orientada al público adolescente-juvenil que hoy lucha por subsistir.

Hace poco surgió un nuevo actor para ocupar nuestras horas de procrastinación. La red social china TikTok (que en el país asiático se llama Donyin) permite crear y compartir videos cortos. Se trata de dos tipos de videos: musicales y/o de sincronización labial, que pueden durar entre tres y 15 segundos, y videos en bucle de entre tres segundos y un minuto.

Lanzada en setiembre de 2016 en China y un año después en el resto del mundo, TikTok tenía hacia fines del año pasado la friolera de 500 millones de usuarios activos.

Como sucede generalmente con los fenómenos masivos, surgieron las polémicas. Para empezar, uno de los puntos que han preocupado a los adultos son los desafíos virales que se proponen en la red. En particular, el que más ha llamado la atención es el llamado skull-breaker challenge. Surgido entre estudiantes del colegio Santo Tomás de Aquino, en Venezuela, el desafío consiste en patear a un compañero que está saltando para que se golpee la cabeza. Muchos niños y adolescentes han replicado este desafío y se ha advertido que estos golpes pueden llegar a generar graves lesiones vertebrales y daños cerebrales.

El otro punto que ha sido controvertido es el de la seguridad. El investigador alemán Matthias Eberl hizo un detallado análisis de la información de uso que se envía desde la aplicación hacia servicios externos. Descubrió que se obtienen los datos del dispositivo usado, tiempo de uso y lista de videos reproducidos por los usuarios de la plataforma. De la misma forma, la aplicación accede al micrófono del teléfono y envía sonido ambiente. Según la empresa, toda esta información se recaba para identificar comportamientos maliciosos del navegador (es decir, acciones del navegador que no permiten que se pueda ejecutar correctamente la plataforma). Sin embargo, se verificó que la aplicación funciona correctamente a pesar de bloquear el código espía.

De todos modos, no hay que desesperar sobre este punto: recordemos que la red social es de origen chino y el conflicto entre el gobierno de Donald Trump y el régimen asiático no pasa por su mejor momento. Por lo tanto, los intentos de generar cierta paranoia frente a productos provenientes de China están a la orden del día. Ejecutivos de Reddit y Facebook han planteado preocupación por la aplicación, a lo que TikTok ha respondido que resulta curioso que una empresa que ha sido protagonista de escándalos como el de Cambridge Analytica ahora se preocupe por la privacidad.

Lo que realmente sabemos hoy por hoy es que la red social del momento sigue creciendo y ocupando nuestro tiempo ¿libre?