El jueves, una investigación periodística aparecida en la diaria dio a conocer que, en contra de lo que había afirmado en su momento, el presidente Luis Lacalle Pou estaba al tanto del operativo encubierto realizado en torno al dirigente sindical Marcelo Abdala ordenado por su exjefe de seguridad, ahora preso, Alejandro Astesiano.

El dato surge de un trabajo mayor publicado por nuestro compañero Lucas Silva en El caso Astesiano: una trama de corrupción y espionaje en la Torre Ejecutiva, el libro que llegó a las librerías esta semana y que insumió un año y medio de análisis y chequeo de la información surgida en las comunicaciones del antiguo hombre de confianza de Lacalle Pou, así como de sus derivaciones judiciales.

Obligado a referirse al tema, Lacalle Pou admitió de manera confusa que sabía lo que estaba haciendo Astesiano con Abdala. Mediante ataques a la fiscalía, como él, y con amenazas hacia la prensa y acusaciones a la oposición reaccionaron algunos de sus correligionarios del Partido Nacional, como Gabriela Fossati (recordemos: la fiscal que trató inicialmente el caso Astesiano), el precandidato presidencial Álvaro Delgado, la senadora Graciela Bianchi y el exministro de Defensa Javier García.

El libro de Lucas, así como lo publicado en este medio, vuelve poco creíble la idea de que Astesiano actuaba por cuenta propia, apartado de las jerarquías del actual gobierno. De hecho, permite pensar en qué medida su comportamiento era funcional a un forma de concebir el poder. Marcelo Pereira se extiende sobre esta idea en la primera emisión de Ciclo, el periodístico audiovisual de la diaria. Mesa de análisis, entrevistas a candidatos, informes especiales: suscríbanse, que es gratis.

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