Su lugar en el mundo del espectáculo le llegó “de grande”, como ella misma dice. En 2015 la anotaron en un curso de stand up y a partir de ahí se abrió un abanico de posibilidades en lo artístico que la llevaron, entre otras cosas, a salir por primera vez en los parodistas Los Muchachos en el último carnaval.

Leticia Cohen, comediante, actriz y guionista, fue reconocida por el jurado del concurso oficial como la Revelación del Carnaval 2023, algo de lo que no daba crédito, tanto les pidió a sus compañeros que googlearan cuando le avisaron de la mención.

Arriesgada en el humor, insegura en lo cotidiano, fanática de Xuxa y Axel Rose, Cohen reconoce que una de las cosas que más le gusta hacer es dormir, aunque los últimos tres meses le costó bastante debido a su rutina artística. Le encantan las murgas y quiere salir en una. En abril retomará los shows de comedia, para los que todavía no tiene guion nuevo, porque el carnaval insumió toda su energía: “La cabeza no me da para más”, confiesa.

Antes de unas ansiadas vacaciones con sus amigas de Disculpadas, reflexionó sobre lo que dejó su debut en carnaval, la experiencia de los tablados, la concepción del espectáculo, el contacto con la gente y el haber conseguido el primer premio en la categoría parodistas.

¿Qué balance hacés de tu primer año en carnaval?

Para mí fue un desafío. Nunca me imaginé nada de lo que hice. Ser actriz, comediante, standapera, salir en carnaval; nada. Fueron sucediendo las cosas. Fue maravilloso, mucho mejor de lo que me imaginé. Esperaba divertirme, y para mí es una tranquilidad salir con mis amigas [Lucía Rodríguez y Denisse Cazaux], pero fue todo maravilloso. El grupo es divino, nos fue re bien. Desde el día uno con la gente hubo buena recepción, que era mi mayor miedo, porque yo siempre creo que las cosas no van a salir bien. No sé por qué.

En la primera reunión de técnicos, había cosas que no entendía. Si bien yo era público de carnaval, hay cosas en las que no me fijaba. Yo voy a disfrutar el espectáculo, a reírme. Fue todo diferente. En el equipo de Los Muchachos todos saben qué tienen que hacer en cada momento, calculo que será así en la mayoría de los conjuntos. Aunque no marquen las cosas, siempre hay gente resolviendo y queda bien. Las coreografías me mataron. ¿Cómo hacen estos chiquilines? La primera vez que vi la escena del accidente [en la parodia de Gilda] me puse a llorar. Hay mucho talento que uno al estar dentro valora más que como espectadora. Qué hago acá, decía yo, si yo hice un curso de tres meses nomás.

¿De qué manera viviste la relación con el público, la salida de los tablados, los pedidos de fotos?

Hermoso. A cada escenario que iba, se superaba en cariño. La gente te recibe como si fueras alguien de la familia. Por el hecho de hacer stand up y más por la tele, en la calle me saludan seguido, pero el carnaval es tan masivo y la gente es tan agradecida, que te sentís muy bien. Es un mimo enorme, aunque es complicadísimo también, porque a veces teníamos seis tablados. Empezamos a bajarnos una canción antes, así teníamos tiempo de estar con la gente. Lo que debe ser Madonna, si a mí, que me tomo el 141, a veces no me daba el tiempo... Pero la gente entendió, y a veces, si es necesario, nos sacábamos fotos sacando la cabeza afuera del bondi. Es así, tenemos que tener un momento para dedicarle a la gente, porque la gente te está dedicando su momento también.

El proceso de armado de un espectáculo de parodistas era algo nuevo para vos. ¿Cómo fue ese trabajo?

Nada que ver con lo que yo hago. Nuevo en todo. Primero me llamaron para escribir, y en la misma reunión el Vela Yern [director responsable de Los Muchachos] me dijo para salir. Entré en un grupo que está armado desde hace años, con Martín Perrone, Maxi Xicart y Christian Ibarzábal. Al principio tuve que observar la mecánica, no entendía dónde entraba mi laburo, yo no sabía cómo se escribía una parodia, y se fue dando. Las ideas de las parodias ya las tenían de antes y me gustaron. Me frustré muchas veces, pensaba: yo no sé cómo voy a hacer esto. Pero sucedió. Pasa que en carnaval es todo ya, ya, ya. Hasta pararme frente al micrófono e interactuar con mis compañeros me costó.

Sin filtro y Zafada fueron algunos de tus últimos espectáculos en el stand up. ¿Cómo fue llevar ese estilo de humor al carnaval?

Yo soy medio zarpada, y el carnaval es muy familiar. Me fui acomodando. Fui viendo qué sí y qué no. Trato de decir las cosas como hablo en el día a día. Aprendés a buscar la manera de decirlo de una manera que no suene tan fuerte. Porque hay niños ahí adelante que después les están preguntando a los padres.

Respecto del protagonismo de la mujer en el humor, incluso fuera del carnaval, ¿qué venís percibiendo?

Eso de a poco va cambiando. Yo hace un tiempo me fui de Twitter. Me afecta pila todo lo negativo. Cuando nos llamaron para Los Muchachos también hubo algún prejuicio. Onda “yo no daba ni dos mangos por la rubia que venía de campera de cuero”, en el sentido de que no esperaban reírse de lo que yo podía hacer. Después te dicen: “Me tapaste la boca”. Yo no creo que a algún varón le haya pasado que por cómo fue vestido dudaran de si iba a hacer reír.

Lu siempre dice que nosotras pasamos por el filtro del cómo se viste, cómo se peina, cuánto pesa, cuánto mide, y después veo si me hace gracia o no. De todos modos, siento que está siendo algo más fácil. Quizá sea una percepción mía porque el camino ya lo fueron allanando otras comediantes. Por ejemplo, que Lucía haya salido figura máxima lo tomo como un reconocimiento al género.

¿Cómo vivieron ustedes como amigas el salir juntas este año?

Primero llamaron a Denisse y luego a mí. Después, Lu hizo un grupo para preguntarnos si estaba todo bien que ella también saliera. Nosotras no podíamos contestarle de la emoción que teníamos. Le dijimos: “¿Wn serio nos estás preguntando si queremos salir contigo, que sos nuestra amiga y trabajamos juntas desde hace mil años?”. Nos conocimos trabajando, haciendo stand up. Ella nos invitó a una compañera y a mí a hacer una obra de teatro. Gran parte de lo que aprendí lo aprendí con ella y con Federico Longo [director de esas obras]. Lu está en varios proyectos de los que me toca hacer. Es una tipa que brilla y te deja brillar.

No es común que la figura del espectáculo quiera que les vaya bien a todos. Es re generosa y ella no se da cuenta. Lo hace natural. Quizá porque ya somos grandes, no sé qué es. Yo soy hija única, tengo poco de eso del trabajo en equipo, salvo con mis padres. Y acá se dio lo de saber que si al conjunto le va bien, a todos nos va a ir bien.

En resumen, salir juntas y ganar el primer premio fue maravilloso. Fue como decir: pudimos. Superar el prejuicio que estaba instalado en algunos lugares. Por eso cuando dijeron que ella era la figura máxima no lo podía creer, pero en verdad se lo merece hace mucho tiempo. Que haya sido en ese contexto, donde estábamos inseguras al comienzo, está de más. Y Den nominada a mejor actriz es como basta chicos.

Foto del artículo 'Leticia Cohen: “Quería sacarle esa carga de que hay que ganar. ¡Hay que pasarla bien!”'

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¿Es cierto que te imaginabas algunas cosas de carnaval de una manera y que luego no eran así?

Pero no es sólo en el carnaval, me pasa en la vida. Soy muy distraída. Ahora no me acuerdo de ninguna situación puntual, pero sí. Capaz que me estoy volviendo muy literal. En un ensayo dijeron: “Vamos a hacer la canción predespedida”. Y yo le digo a Lu: “¿Y cómo sabemos cuál es la canción preferida de él?”. Ahí me explicaron que era el tema que iba antes de la despedida; había entendido mal. Muchas así, ja.

Sos administrativa. ¿Cómo hacés para equilibrar con tu trabajo diario? ¿Pensaste en dedicarte cien por cien a lo artístico?

El lunes, cuando volví de la licencia, me estaban esperando con un cartel gigante con brillantina y un regalito. Son unos cracks. Bueno, yo estoy en esto porque una compañera de trabajo, como siempre fui la que hacía reír al grupo, me trajo un contacto para empezar a hacer un curso de stand up. Fui y no largué más. Es que es muy raro, de chico, encontrar lo que te gusta hacer.

Mis padres eran feriantes. Entonces una crece sin la seguridad del ingreso fijo. Si llueve, ¿qué hacés? A mí un trabajo fijo, seguro, me tiene tranquila. También porque la paso bien en mi trabajo, me apoyan en todo, son unos divinos. Es como que no me molesta. Hace unos años decía que ni loca. Hoy por hoy, no sé qué decirte. Porque tenés que tener tiempo para dedicarte. Por ahora lo estoy llevando re bien y espero seguir llevándolo así. También soy grande. Imaginate que mañana me pongo a laburar del arte cien por cien y no me va bien. ¿Qué hago? Ya estoy en edad de que me den la tablet.

Da la sensación de que el carnaval te abrazó ¿Te quedás?

Me encantó, y quiero seguir. No tenía expectativas. Prefiero pensar que no va a salir bien. En el stand up fue así; de hecho, la primera vez la sala donde actué me la alquilaron unas amigas. Hacer giras haciendo humor, salir en la tele… nunca me lo imaginé en mi vida. Con esto fue lo mismo.

¿Cómo llevaste los momentos previos al arranque de la actuación en el Teatro de Verano?

Estuvo salado. Un compañero me dijo: “Cuando se abra el telón no mires a la gente”. Yo le dije que me iba a desmayar, ja. Habíamos subido al Teatro de Verano a un espectáculo de Lucía durante la pandemia, como invitadas. Todo descontracturado, sin responsabilidad. Esta vez era como que tenía miedo a equivocarme y cagarles el show. Hay un montón de cosas en juego. Va a sonar muy cliché, pero sentí desde el primer momento que ya era suficiente con lo bien que nos estaba yendo en los escenarios, que la gente aceptara al grupo con los cambios que tenía, que le gustara lo que estábamos haciendo. Está buenísimo ganar el premio, pero no deja de ser la opinión de determinadas personas que saben, obviamente, y por eso las convocan. Yo quería sacarle esa carga de que hay que ganar. ¡Hay que pasarla bien!

¿No esperabas la mención a Revelación)?

Mirá, vino Maxi Xicart a felicitarme y yo le dije: “No, no, si yo leí otro nombre”. Nunca pienso que se puede dar. Porque si sucede es mucho mejor. Y cuando pasa te das cuenta de que era re importante. Es un reconocimiento que te deja tranquila. Igual es raro, porque soy una mujer grande, y ser Revelación… Alguna gente quizá me conocía por la tele, pero no es lo mismo que pude hacer en carnaval, donde te preparás durante meses. Es muy diferente.


La Milagrosa.

La Milagrosa.

Foto: Difusión

Performance en la explanada del Solís

El sábado y domingo en la explanada del teatro Solís se presenta La Milagrosa. Será a las 20.00 y a las 22.00, y el domingo a las 21.00, con entrada libre, pero apta para mayores de 13 años.

La obra de teatro performático que crearon Valeria Píriz y Ximena Echevarría trata de “la embarazada más joven del mundo”, tomando el titular publicado en 1939 en el diario The New York Times. “Lina Medina tenía apenas cinco años cuando comenzó a desarrollar una serie de síntomas que dieron pie a todo tipo de especulaciones. Su padre recurrió a los chamanes porque los vecinos pensaban que había caído sobre ella la maldición de un espíritu que le había insertado una serpiente en el estómago. Cuando el caso llega a las manos del médico, lo primero que este hace es llamar a la Policía”.

El público llega a un cumpleaños y es situado en cinco mesas; los personajes van rotando mientras cuentan su versión. Mientras, La Milagrosa juega, canta y baila en una caja de cristal.

Lecturas en el Muhar

El martes 28 a las 19.00 en el MuhAr (Museo de Historia del Arte, al lado de la Intendencia de Montevideo), parte del elenco de la Comedia Nacional realizará una lectura de Medea (de Séneca), en versión de Andrés Lima, con dirección de Lucía Sommer. Esta instancia pública y abierta cuenta con la dramaturgia y la musicalización de Leonardo Sosa (becario en dramaturgia de la Comedia Nacional), los arreglos de Sara Sabah y las interpretaciones de Alejandra Wolff, Jimena Pérez, Diego Arbelo, Luis Martínez y Ana Rey (becaria de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático).