Su primer emprendimiento fue el club de cerveceros Underground Beer Club. Vistiendo su distintiva camiseta con la espiga, en noviembre Mariano Mazzolla hizo una presentación en Sinergia Cowork, repasando aquella empresa, contando cómo le siguió Birra Bizarra, y que lo próximo sería un producto con características locales. Aquella charla viene a cuento, ya que desde este fin de semana empezarán a distribuir Jariola, una bebida producida en la capital, levemente endulzada (con alrededor de 45 gramos de azúcar por litro, lo que representan cerca de 70 calorías por botella), comercializada en envases de vidrio con tapa corona de 330 cc, que llama la atención por el nombre y por ingredientes y sabores que refuerzan la idea de un “refresco natural”, lejano a los preparados de laboratorio.

Los precios de venta serán cercanos a $ 65 en tiendas y a $ 100 en bares y restaurantes. La intención es ir ampliando la zona de cobertura de forma paulatina, en concordancia con un valor que Mazzolla recalca: la escalabilidad del producto. “Es un refresco pensado para adultos, por lo que estamos desarrollando recetas de coctelería con Jariola como mixer y packs especiales para las previas”.

Incubada en Sinergia, con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, la bebida forma parte de Marca País de Uruguay XXI y recibió el apoyo de la Cámara de Diseño del Uruguay y Dinapyme. Cuenta con una planta propia, hecha entre amigos, que tiene una capacidad de producción de hasta 1.000 litros cada dos días, pero que por ahora están utilizando para partidas de 250, “para ir tomando la temperatura del mercado y realizando los últimos ajustes para que el producto quede perfecto”.

Por ahora son tres sabores: una especie de ginger ale criolla elaborada en base a limón, jengibre y yerba mate, una tónica con hierbas (como genciana, melisa, enebro y menta) y una cream soda, consistente en una mezcla de cítricos con vainilla (“algo así como una galletita María hecha refresco”). Por otro lado, antes de fin de año quieren sacar refrescos con frutos nativos, probablemente pitanga y guayabo. Por el momento apuntan a “arrancar con pocos clientes para ir creciendo de a poco, sin apuro”, aunque de acá a un par de años aspiran a tener sus propias plantaciones de frutos, sobre todo para responder a una demanda de exportación.