La plataforma de transmisión de videos Youtube recibe casi tantas críticas diarias como Twitter: problemas con la monetización que sufren los aclamados youtubers, usuarios que suben mensajes racistas y discriminatorios, abuso de las denuncias por copyright, videos que rozan el límite de lo aberrante, etcétera, son algunas de las cuestiones por las que YouTube había guardado silencio desde que nació en 2005.

En un intento de comunicarse con su público, su CEO, Susan Wojcicki, planteó algunas metas que tiene la plataforma para 2018. Lo central pasa por abordar la falta de transparencia por parte de la compañía así como el endurecimiento de las sanciones frente a los usuarios que violen las normas del sitio. Fue un mensaje sin mucha emoción que dejó de lado cualquier mención del video subido por Logan Paul –un youtuber estadounidense– en el que muestra a un hombre que se había quitado la vida en el “bosque de los suicidios”, en Japón.

Con casi 10.000 empleados que vigilarán todo el contenido que se sube en la plataforma, Youtube busca que el presente año al menos no ponga en su sección de “destacados” un video que viole seriamente la normativa del sitio. El método utilizado para mejorar todos sus defectos es al menos interesante: la contratación masiva de empleados pretende depender menos de los sistemas automatizados de regulación, que mediante algoritmos decidían qué videos eran aptos para cobrar dinero o cuáles tenían un contenido apto para los usuarios.

A la “humanización” de los controles en Youtube se le suma el trabajo en conjunto con organizaciones antidifamación y de prevención al suicidio, aludiendo a que están atentos a todas las polémicas generadas.