El proceso de cocreación del 4º Plan de Acción Nacional de Gobierno Abierto se va acercando a su fin. Después de diversas etapas de convocatoria, tanto presenciales como vía web, con la participación de decenas de organismos del gobierno y de la academia y de organizaciones de la sociedad civil, salió a luz hasta hace unos pocos días, en consulta pública, el borrador de lo que será el próximo Plan de Acción Nacional de Gobierno Abierto de Uruguay ante la Alianza para el Gobierno Abierto; todavía puede subir algún cambio o ser modificado de cara al proceso de aprobación por parte del Grupo de Trabajo de Gobierno Abierto, con representación de actores del gobierno, la sociedad civil y la academia, pero ya podemos sacar algunas conclusiones del resultado de este proceso.

Se trata de un plan con 38 compromisos, que puede parecer un retroceso, comparado con los 75 del caso anterior, pero que en realidad responde a dos procesos positivos: la aglomeración de compromisos en menor cantidad, con más metas (incluyendo compromisos que involucren responsabilidades compartidas de más de un organismo), y por otro lado una mayor exigencia a nivel del Grupo de Trabajo de Gobierno Abierto para incluir en el plan únicamente compromisos sustantivos, con mayor potencial de impacto.

A nivel temático, los compromisos son de acceso a la información (2), anticorrupción (1), comercio exterior (1), cultura (1), cultura de gobierno abierto (5), derechos humanos (4), desarrollo (3), desarrollo social (2), discapacidad (1), energía (2), género (3), innovación tecnológica (2), justicia abierta (3), medioambiente (4), presupuesto (1), procesos electorales (1) y salud (2). Una vez más, en la distribución de temas Uruguay marca un fuerte perfil hacia el desarrollo humano, que es una de las características identificatorias de su proceso de gobierno abierto, pero también hay un saludable crecimiento de temas muy presentes en el ámbito de gobierno abierto, no necesariamente muy desarrollados hasta ahora en el país, como justicia abierta, procesos electorales o desarrollo (económico). La dimensión de género estuvo ampliamente presente, más allá de los compromisos específicos, en una mirada transversal del plan.

Todos los compromisos que están en el borrador actual del plan fueron generados a partir de ámbitos de participación ciudadana o, en los mejores casos, cocreados completamente, lo cual es un notorio avance y una muestra robusta de coherencia en la formulación del plan, con objetivos alineados a los principios del gobierno abierto. Pero esto no significa que todas las demandas presentadas por la ciudadanía y sociedad civil en la etapa de propuestas hayan sido tomadas por los organismos e incluidas en el plan; algunas de las 56 iniciativas no se incluyeron por no cernirse a los temas relevantes, otras no encontraron contraparte en los organismos que participan en el plan y otras, incluso llegando a organismos que estuvieron en el proceso, no fueron tomadas o discutidas. Quizás ese sea un punto a mejorar de cara al futuro: aun con los grandes avances de este proceso en cuanto a disponibilidad en línea y a abrir a la participación las distintas etapas, no fueron muchos los organismos que tomaron propuestas y generaron diálogo con quienes las propusieron; fueron varias las demandas que lograron ser reflejadas en borradores, pero muy pocas las que incluyeron en el proceso a quienes las hicieron .

De aquí a la publicación final del plan, lo que queda es trabajo de evaluación para pulir y mejorar los compromisos propuestos (que se pueden ver en plan.gobiernoabierto.gub.uy), y quizás alguna adición de último minuto, si fuera relevante. Una vez oficializado, con la firma del Poder Ejecutivo, y presentado ante la Alianza para el Gobierno Abierto, cerraremos esta serie de columnas con un análisis del proceso y sus resultados, para valorar los logros y pensar en cómo superar los desafíos de este nuevo paso en el proceso de gobierno abierto en Urugu.