Allá por la década del 30, la muchachada joven y bohemia frecuentaba antros especiales para pasar el tiempo y compartir infinitas charlas y polémicas: los cafetines. Verdaderos núcleos de todo el movimiento cultural rioplatense, tenían sus múltiples expresiones en el Centro de Montevideo, donde eran frecuentados por actores, artistas, escritores y músicos, así como por el público en general y los adeptos a los juegos de azar.

Sin embargo, con el pasar del tiempo, el cambio de las costumbres, las modas y los gustos culturales, estos centros de reunión, donde entre puchos y tazas de café se pasaban las horas, dejaron paso a restaurantes, pubs u otro tipo de establecimientos comerciales y gastronómicos. Con todo, siguieron viviendo en el imaginario popular y gracias al reciente revival del café, parecen destinados a recuperar su lugar en el centro de la ciudad.

Alcohol, dulces y bohemia

Es en este nuevo contexto que en la esquina de San José y Aquiles Lanza abrió, hace dos meses exactos, Atorrante Café, un espacio que busca reafirmar aquella vieja cultura cafetera y bohemia del centro, aggiornándola a las nuevas demandas de los exigentes e informados paladares cafeteros de hoy.

El nuevo emprendimiento apuesta fuerte a algunas de las principales características de los viejos cafetines: local esquinado, espacios amplios, grandes ventanas a la calle y servicio a la mesa. Estéticamente, el estilo hibrida, con éxito, algo de un estilo industrial moderno con el característico art déco de las décadas del treinta y cuarenta que se puede ver y disfrutar en la distintiva arquitectura del centro montevideano.

La propuesta de Atorrante Café es a la vez polémica e innovadora, en tanto que elige para su servicio contar con un excelente café especial, de la tostaduría Seis Montes, pero a diferencia de las habituales cafeterías llamadas de especialidad, no cuenta con la característica figura del barista, pieza central de la nueva ola cafetera que crece y se desplaza a lo largo y ancho del mundo.

Esta elección, según nos cuenta Nicolas Fumia, socio y gerente del nuevo cafetín, no se debe a una falta de reconocimiento del saber y la carrera de los expertos preparadores de café, sino mas bien a una decisión de servicio: la de brindar un espacio donde tomar un gran café, pero que a la vez le dé protagonismo a la cafetería más que a la bebida o el grano. En otras palabras, en Atorrante Café, el café es sólo una parte más del producto central: el cafetín.

Tal es así que las opciones que brinda este espacio superan la oferta regular de una cafetería de especialidad, en especias y horarios. Abiertos desde las 8.00 hasta las 22.00, la oferta variada y ecléctica de este nuevo cafetín ofrece además de todo lo necesario para un buen desayuno o merienda, bebidas alcohólicas tales como cerveza y sidra artesanal, whisky, o vermut, para las que ofrecen como acompañamiento unas nuevas versiones gourmet de las clásicas preparaciones de antaño.

Si bien el proyecto suena ambicioso, Fumia, con 23 años de experiencia en el rubro gastronómico y cinco en la cafetería del teatro Solís, destaca la intención de tener un local que esté a la altura de la variada clientela del Centro; un local democrático tanto en ofertas como en precios, y que pueda ser accesible al más amplio público.

Además de los deliciosos cafés de Seis Montes, Atorrante cuenta con una suculenta pastelería a cargo de Santé. Mi sugerencia: no se vayan sin probar el alfajor de chocolate amargo, dulce de leche y sal, ideal para un cortadito de café brasileño.