Con un packaging gracioso y alguna variedad tropical que vale la pena probar, Julepe! es una cervecería artesanal montevideana que viene creciendo. Desde noviembre fueron haciendo pequeñas mejoras en su sede de Pocitos (Obligado 1259), La Julepería, como duplicar el número de canillas.

Julepe!

Julepe!

Foto: LaChoza Films

Todas las cervezas de la marca se cocinan el propio local; para eso adaptaron el fondo con ollas y fermentadores. La disponibilidad va variando en función del consumo: la carta actual ofrece Rubia Tropical, que describen como una IPA afrutada, que “sin duda es la favorita de la clientela”; Malibú, “una california common de cuerpo medio, cobriza, maltosa y con notas dulces pero con un amargor pronunciado del lúpulo”; Frutilla, una cerveza ácida hecha a base de pulpa de frutilla, “ideal para la gente a la que no le suele gustar la cerveza”; y Tatú Bier, una weiss con mayor sabor a trigo, de gusto suave”. Tienen por costumbre contar con invitados para algunas canillas, que en esta ocasión son una APA de HUM Bier, una cerveza rubia de alta fermentación y lupulada, una Stout dulce de leche de Cerveza Gorila, una cerveza negra saborizada y una Irish Red de Müstaque, esto es, una roja irlandesa del tipo ale amarga.

Julepe!

Julepe!

Foto: LaChoza Films

Si antes el bar abría ocasionalmente, ahora está al firme de jueves a sábado, de 20.00 a medianoche, con la colaboración del italiano Valerio Agazzi, que además de surtirlos de comida cada fin de semana, hace envíos de viandas caseras (consultar @chebuonomvd). En Julepe se puede hacer boca con unas muzzas desde $ 250 (se suman $ 20 por gusto), tacos de carne a $ 160 y hamburguesas completas con papas por $ 320. Los que busquen promociones encontrarán dos pintas por $ 300 o la opción de muzzarella y dos pintas a $ 500.

Además venden growlers para recargar: el litro cuesta $ 250 y el envase $ 80 (aunque cada cual puede llevar su porrón y se lo llenan con las cervezas que haya). En ese caso, el cliente que compre cuatro litros se lleva el quinto de regalo.


Almuerzo o vermú en las sierras

Reservar mesa ya no es un signo de previsión, sino una condición imprescindible para poder ingresar a algunos sitios. Esto pasa en Cantina Mataojo, un club social ubicado en Abra de Perdomo (ruta 9, km 129,5, camino Sierra de Carapé, Maldonado), donde pasan la semana atendiendo consultas al Whatsapp 098 833 910 y reciben únicamente de día, entre las 13.00 y las 20.00, de viernes a domingo (aunque han hecho excepciones para exposiciones de arte). Trabajan en dos turnos, cobran 50% por adelantado para mantener los lugares y tienen lista de espera porque las plazas son limitadas.

Entre las “raciones con carne” anotadas en el menú figuran unas lengüitas de cordero a la vinagreta, unas croquetas de cordero braseado, tostada de morcilla y merguez (todos se sirven con ensalada). En tanto, de la huerta salen interesantes amistades sintetizadas en el nombre del ingrediente principal; por ejemplo: Papa se traduce en piel de papa asada, vinagre raw de manzana, huevo mollet, pecorino y perejil, y el plato Berenjena viene con queso de cabra y aderezo marroquí sobre tostada de masa madre. De tarde se puede comer un refuerzo de mortadela casera con pepinillos a $ 350, un budín de aceite de oliva a $ 280 o una tabla para dos que trae paté y fainá caseros, frutos secos, ají a la plancha y galleta cuadrada de manteca, entre más cosas, a $ 1.200. Vino, vermú, cerveza, café o té helado complementan el paseo, que puede cerrarse con martín fierro o salchichón de chocolate.

Foto del artículo 'Espuma que no asusta'

Kits de Pleurotus

BosqueTerra surgió a fines de 2019, luego de varios años de capacitación y experimentación con el fin de proveer al mercado local de hongos comestibles, producidos de manera agroeclógica y también buscando crear un banco de micelio para proveer a los interesados en la producción de hongos “con spawn de calidad (medio de propagación comercial de los hongos), variado en cuanto a especies y con disponibilidad continua”. Tomás di Lorenzo logró así poner en el mercado kits de autocultivo, provistos de un sustrato dentro de una cajita, a la que se le hace un corte en una zona preestablecida. Se las debe colocar a la luz, se riegan dos o tres veces por día y al poco tiempo comienzan a salir los honguitos. Dan unas dos o tres oleadas y en total producen unos 400 g aproximadamente. En este formato cuestan $ 700.

Además, el emprendimiento ofrece spawn (o semilla), bolsas con sustrato prontas para producir, y un servicio de asesoramiento para el que esté con ganas de armar su producción en su casa o establecimiento.

Foto del artículo 'Espuma que no asusta'

Para quien no desea tener la experiencia del productor sino agasajarse con un buen plato de Pleurotus, cuentan con hongos frescos, ya sea en pequeñas cantidades o al por mayor. Por uno u otro motivo, lo más práctico es contactarlos directamente a [email protected] o por la cuenta de Instagram @bosqueterrauy. Hacen envíos a todo el país.

Uvas, olivas y chivas

Viñedos y Olivares del Quintón (ruta 50, km 17,500, paraje El Quintón, Colonia) plantea distintos paquetes para disfrutar del eno y oleoturismo en uno de los departamentos más golpeados por el cierre de fronteras. Una de ellas se llama “El campo en bicicleta” y se trata, obviamente, de desplazarse por el establecimiento con el equipamiento que provee la bodega. Luego de la bienvenida en el casco y de ver el video institucional, que arranca a las 10.30, se hace una recorrida por olivares y viñedos, se visitan la almazara y la bodega, donde hay una degustación de aceites y vinos. De regreso al quincho, espera el almuerzo (picada, asado y postre, que incluye vino, agua y refrescos) y la sobremesa es libre hasta las 17.00, hora de una buena merienda junto a la piscina.

Cuesta $ 4.000 por persona y aceptan un cupo máximo de ocho personas por grupo, pero tienen planes más económicos, como el picnic, a $ 1.900. Reservas al 4520 3418, 096 118 192 y al correo [email protected].