El uruguayo Horacio Ferrer deleitó a varias generaciones con numerosas letras de tango, como “Balada para un loco”, “Balada para mi muerte” y “Chiquilín de Bachín”, musicalizadas por Astor Piazzolla. Poeta y escritor, fue presidente de la Academia Nacional del Tango en Argentina –hasta que falleció, en 2014–, compuso más de 200 canciones y escribió varios libros de historia del dos por cuatro, además de marcar un fraseo poético con el que innovó dentro de la canción popular rioplatense.

Este jueves y viernes Ferrer será homenajeado con teatro, música y performance, a través de la puesta en voz y cuerpo del poeta y performer José Arenas, y el acompañamiento en piano del maestro Álvaro Hagopián.

Cuando estaba por terminar el liceo, Arenas escuchó “La última grela”, el tango con el que Ferrer inauguró su trayectoria de letrista destacado e inició la dupla con Piazzola. “Lo escuché por primera vez en versión de Gustavo Nocetti, por azar, en Radio Mágica de Colonia, haciendo los deberes. Hasta entonces mi acercamiento a la poesía había sido muy naïf, con los modernistas dados en el liceo, y escribía imitando eso, pero no entendía por qué lo mío no era poesía. Cuando me metí en las letras de Ferrer, no solamente aluciné y quise escribir, sino además conocerlo. Entonces, encontré videos suyos recitando sobre la música de sus tangos. Me compré el CD Gustavo Nocetti canta a Horacio Ferrer y durante varios años viví una fiebre. Al año siguiente, lo vi en vivo recitando y me dije que quería hacer lo mismo con sus textos, pero con una impronta más teatral, no tan ‘declamada’. Esa noche, cuando bajó del escenario de Los 36 Billares, le llevé una tarjeta para que me la dedicara, le conté la idea y le fascinó, o al menos eso dijo. Después lo vi poco y en instancias académicas”, cuenta Arenas.

En 2010, el autor del poemario Romancero canyengue –con el que, a los 34 años, comenzó a distinguir su lugar absoluto en el tango– editó una antología a través de la Universidad de Barcelona, El libro de oro del Tango Nuevo, en la que seleccionó a Arenas. “Un músico amigo en común, Saúl Cosentino, con quien yo había hecho varios tangos a los 17 años, me dijo: ‘Le mostré tus letras a Ferrer, hablale, que sabe que existís’. Y esa vez, en aquel bar, cuando le dije que me llamaba José Arenas, me dijo: ‘Claro, y te conozco, acabo de incluirte en una futura antología’. O sea que Ferrer no desconocía a los más jóvenes”.

El año pasado, cuando cayó en la cuenta de que no iba a volver a ver a Ferrer cuando fuera a Buenos Aires, Arenas decidió convocar a Álvaro Hagopián (“pianista amigo a quien admiro”) y a los cantores Gonzalo Irigoyen y Jorge Alastra para interpretar una serie de canciones de Ferrer “que son criollas y casi desconocidas”. Sumó a dos bailarines, Esteban Cortez y Virginia Arzuaga, y así, “a partir de todos estos años de gestación, desventura y aventuras ferrerianas se concretó el espectáculo”.

El homenaje de jueves y viernes tendrá como centro“la teatralización de las canciones de Ferrer tal como él hacía y puede verse en Youtube”, pero “Ferrer era un dandy y yo soy un roto, quiere decir que habrá mucho más hardcore”, aclara Arenas. Habrá performances sobre algunas de sus composiciones, pero no sobre los clásicos, ya que seleccionaron un cuidado repertorio entre obras olvidadas. “Hay erotismo, hay movimiento, hay drama, hay cosas livianas y simples. Habrá poemas inéditos, partes teatrales, bailes sobre música, bailes sobre texto recitado y, sobre todo, la presencia de Gonzalo Irigoyen, que, la verdad, ha sido un hallazgo, porque es un cantor de 30 años que interpreta los temas con una profundidad brutal. Muy distinto a los cantores actuales, ya que no es engolado, ni afectado, y entiende lo que canta”. “Creo que es un espectáculo que al que lo vea le van a dar ganas de irse a su casa a hacer el amor”, remata Arenas, en sintonía con esa poética de Ferrer que se vuelve cada vez más innovadora, seductora y sugerente.

Poeta de las tres de la mañana: celebración de Horacio Ferrer va este jueves y viernes a las 21.00 en Tractatus (Ituzaingó esq. Rambla 25 de Agosto). Entradas: $ 400 y $ 350 anticipadas. Venta en RedUTS.