»» “Una estrella alumbrando el cielo de otro mundo”. Así define el autor a Cuentan que hace mucho, mucho tiempo..., una cuidadísima edición a cargo del sello argentino Quipu. La selección de 12 leyendas de diversos pueblos originarios de América Latina es el resultado de una recopilación minuciosa de los relatos maravillosos de aquellos hombres y mujeres que se reunían alrededor de un fogón a contar y que hallaban explicaciones narrativas para el origen y el fin del mundo, así como para variados fenómenos de la naturaleza. Limítrofe entre la literatura y el libro de información, esta obra de Guillermo Barrantes (textos) y Patricio Oliver (ilustraciones), abunda en detalles, notas y referencias acerca de palabras en lenguas nativas, flora y fauna autóctonas, costumbres de los pueblos ancestrales. Las ilustraciones, bellísimas y coloridas, en un estilo que recuerda las máscaras tribales, son un punto alto del libro y les dan vida a los seres –hombres, animales, dioses, monstruos– que pueblan los relatos. Una invitación a recorrer el continente en estas historias que “intentan desentrañar los orígenes de todos, decirnos quiénes somos y dónde estamos, relatos tan lejanos pero tan cercanos al mismo tiempo”.

»» El vínculo entre abuelos y nietos suele ser entrañable en la infancia, una relación amorosa que ha recogido en numerosas ocasiones la literatura: el abuelo es el adulto que, ubicado en el extremo opuesto de la vida, acompaña, es cómplice y regala historias que conectan a dos generaciones separadas en el tiempo. Cómo llamar a las hadas, de Luciano Saracino (textos) y Aleta Vidal (ilustraciones) es la historia de una travesía de abuelo y nieta: una travesía pequeña, a escala –que desde la perspectiva ansiosa de la niña es larga y lenta–, que igualmente es el vehículo de la maravilla. Malena ama las hadas y quiere verlas; su abuelo, en vez de bajar la luna del cielo, la conduce a donde viven esos pequeños seres maravillosos: un campo silencioso bajo la noche estrellada.

»» En cada una de las 16 pequeñas historias que incluye Sueños animales, escrito por Analía Sivak, un animal sueña con ser otro y en ese deseo convergen el extrañamiento ante la metamorfosis y la experiencia breve de una vida en un cuerpo prestado. Cada historia es, además, una viñeta que condensa sensaciones y detalles, sin perder el carácter narrativo. Y en cada caso, el sueño es el agente transformador. Ese tránsito de una forma a la otra, en el que se combinan características, termina en el principio, lo que habilita volver a empezar (esa repetición tan cara a los niños pequeños). Las ilustraciones, de Luis Bellagamba, en una paleta baja alejada de lo obviamente infantil y que alterna penumbra y claridad de amanecer, presentan una textura interesante en tanto combinan, igual que los animales, materias diversas: collage, dibujo, fotografía, y pequeños detalles que invitan a la sorpresa de descubrir.