Con la idea de generar un espacio de encuentro e intercambio en el que los más chicos puedan seleccionar lecturas, leer juntos, comentar lo leído y contar con un lugar de encuentro, el año pasado el Centro Cultural de España (CCE, Rincón 629) inauguró el Club de Lectura para Niñas y Niños. Hoy reabre, en su segunda edición, en el marco de las actividades por el Día Internacional de Libro, que desde 1996 se celebra el 23 de abril.

Los encuentros darán comienzo hoy y tendrán lugar dos sábados por mes, de 15.00 a 17.00 (las fechas previstas son 14 y 28 de abril, 5 y 26 de mayo, 9 y 23 de junio, 7 y 28 de julio, 4 y 18 de agosto, 1, 8 y 29 de setiembre, 13 y 27 de octubre, 10 y 17 de noviembre y 1 y 15 de diciembre). La actividad requiere inscripción (escribiendo a [email protected], con nombre y apellido del niño y un teléfono de contacto del responsable), que es para la participación en las 19 sesiones. El plazo vence el miércoles 25 de abril. Dirigido a niños de siete a 12 años, el taller estará a cargo de la psicóloga, educadora infantil y tallerista de lectura Lucía Navrátil y de la maestra especializada en educación inicial y promoción de la lectura Maite González Vallejo.

En la génesis de esta propuesta subyace la idea de que “los libros son puentes para conectarnos a través de la imaginación y crear lazos nuevos entre nosotros y el mundo”. De este modo, mediante “la fantasía, el juego y la expresión creativa” se compartirá “la lectura especial que cada uno hace de una historia, para enriquecer la experiencia desde la diversidad de formas de entenderla”.

“El intercambio de lecturas funciona como estímulo para la empatía y la imaginación, debido a la inmensidad de territorios, formas de vida y posibilidades de estar en el mundo que ofrece cada historia. La experiencia integra dinámicas para motivar y enriquecer la reflexión, el juego, el diálogo, el cuestionamiento, la creación narrativa y artística en general, entre otros”, dice González Vallejo. “Con las niñas y los niños compartimos vivencias y nos identificamos. Aprendemos unos de otros, porque nos expresamos con libertad, entendiendo que cada aporte enriquece a todos. En ese ámbito, grandes y chicos creamos comunidad y aprendizajes significativos. Creemos en este espacio, en la importancia de la participación para el crecimiento personal y colectivo, en la escucha y la empatía. La lectura nos atraviesa y, gracias a ella, podemos abordar temáticas diversas, sensibilizarnos, atender otras expresiones fuera de la del lenguaje, además de jugar y divertirnos”, agrega.

El grupo que comenzará a juntarse esta tarde está compuesto por niños que ya habían participado el año pasado y otros que se suman ahora. Los encuentros tienen frecuencia quincenal y se basan en un funcionamiento dinámico que incluye actividades y motivaciones variadas. Navrátil destacó el “énfasis en la participación y en la apropiación del espacio por parte de los niños” como piedra angular de la propuesta.

La selección de las lecturas se hace en el ámbito del club, pautada por la propuesta previa de las talleristas, pero también se nutre de lo que cada niño trae de su casa, aquello que está leyendo, y de lo que se selecciona en el momento, según el interés que surja del encuentro y del diálogo. “Intentamos que las propuestas literarias sean variadas: cuentos, poesías, historias gráficas, leyendas, de autores nacionales y de otros lados”, apunta Navrátil. “Todas ellas tienen un tiempo de intercambio y reflexión, y muchas veces funcionan como disparadoras para llevar a cabo otra actividad, ya sea de expresión plástica, dramatización, juegos, música, etcétera”, agregó González Vallejo. Por otra parte, resalta el vínculo con el afuera: “Hemos recibido visitas de abuelos, bibliotecarios y autores. También hacemos uso de la mediateca del CCE, y para este año ya tenemos pautadas actividades con otros clubes de lectura, tanto de niños como de adultos”. Navrátil remata: “La idea es integrar la diversidad de herramientas disponibles para estimular la lectura; en este sentido es importante tanto el estímulo de los sentidos –al compartir, por ejemplo, el olor a nuevo del libro– como explorar juntos el mundo de la virtualidad”, afirma Navrátil.