“Chillan Las Bestias es un nombre bastante animal y tiene ese lado karmático de sacar las cosas para afuera con agresividad”. Así explica Pedro Dalton –también cantante de Buenos Muchachos– el espíritu de este proyecto musical, en el que toca junto con los miembros de la extinta banda argentina Ángela Tullida.
Chillan Las Bestias nació en Buenos Aires durante la transitoria separación de Buenos Muchachos, que se dio entre mediados de 2008 y setiembre de 2009. En ese período, Dalton vivió en la capital argentina y comenzó a tocar con los músicos, con quienes ya había colaborado. “Yo ensayaba con Ángela Tullida y cuando el cantante se fue la banda quedó en nada, así que se empezaron a juntar los sábados de mañana en la esquina de donde yo vivía”, comenta Dalton. Según recuerda, en un principio le habían ofrecido recitar poesía mientras los músicos lo acompañaban con música incidental, pero rápidamente decidieron moverse al terreno de las canciones y comenzaron a componer juntos.
“Si tuviera que definir a Chillan diría que es una banda lúdica. Me emociono de tocar con ellos de la misma manera que con los Buenos Muchachos”, asegura Dalton. “Ángela Tullida es una banda que tiene mucha cosa de arrabal: es bastante tanguera y tiene mucho empedrado”, añade. El cantante apunta que una de las principales diferencias con respecto al sonido de Buenos Muchachos es el uso del violín con delay (de Marcos Camisani) y del piano (de Franco Varise), que le agregan un tinte tanguero a las canciones, que se mezclan con el sonido rockero del grupo: “En el caso de Chillan, el instrumento solista es el violín y la guitarra pasa a un segundo plano, que hace intervenciones justas y alucinantes; nada que ver con Buenos Muchachos, que es una banda de guitarras”.
Hasta ahora la banda editó dos discos (Chillan Las Bestias, 2014, y Chillan Las Bestias 2, 2016), que se grabaron en vivo en el mítico estudio ION de Buenos Aires. “Cuando grabamos, por suerte, sale todo muy rápido, porque ellos ensayan muchísimo y yo tengo cierto oficio. Cuando vamos a hacer el disco me voy una semana antes a Buenos Aires y ensayamos tres días de corrido para darle de bomba y tenerlas incorporadas”, comenta Dalton. En julio de este año el grupo grabó seis nuevas canciones y, según el músico uruguayo, para este tercer trabajo la banda está comenzando a incursionar en un sonido que se acerca al pop, algo que ya había intentado en “La red” (que forma parte de Chillan Las Bestias 2).
Además de ese nuevo sonido, la banda se enfrentó a un cambio de formación tras el fallecimiento del guitarrista Marcelo Chiachiare en 2017, luego de una larga enfermedad. “Podríamos haber marchado, pero nos agarró fuertes. Creo que en otra época se hubiera disuelto la banda”, comenta Dalton. “Lo que hicimos fue no parar el carro, aunque sí suspendimos un par de shows. Era una sabiduría medio innata, y también un poco inconsciente. Los melones se acomodan andando, no hay otra manera”, continúa. “El Chacha era una persona muy alucinante: además de ser un amigo, transmitía una paz y una serenidad increíbles. Era un guitarrista que disfrutaba de hacer pequeños arreglos a la canción; creaba detalles súper humildes que hacían que fuera muy difícil encontrar otro guitarrista así”, recuerda el músico.
El año pasado entró al grupo Luis Filipelli para reemplazar a Chiachiare. “Filipelli era muy amigo del Chacha, tocaban juntos e incluso había dicho que quería que quedara él. Además, le gustaba mucho su estilo de tocar porque ya tenía sus piques”, relata Dalton. “En los temas que grabamos ya está tocando con nosotros. Es importante que cuando entra un músico nuevo a la banda se le dé la chance de grabar. En esos temas toca lo mismo que el Chacha pero a su manera, y le agregó unas cosas; los temas ya son de él”, continúa.
Hoy el grupo va a tocar en La Trastienda junto con Tráfico, que dará su primer show en tres años y se presentará con una nueva formación. “Es una fecha perfecta. Es la vuelta de Tráfico, lo que nos llena de cope, y además nosotros vamos a presentar canciones nuevas”, explica Dalton. Según el cantante, el recital se va a basar en el intercambio musical entre las dos bandas (“Ellos van a tocar unos temas con nosotros y yo voy a cantar con ellos”) y en poder mostrar cómo Filipelli logró adaptarse al grupo: “Van a ver que no se perdió la esencia de la banda”, asegura.