La polaroid que eligió para la tapa de su primer disco solista (editado este año por el sello independiente Cabello) muestra un descampado de verdes sufridos entre tierra, alambres y un auto de chapa remendada brillando blanco bajo los poderosos rayos de un sol de Punta Negra. Su nombre, Mar, quedó pintado en el cielo con letras grandes y azules como un sello de postal.

Gabriela Silinger, cantautora, violinista y actriz, nació en Buenos Aires en 1984, y las canciones de MAR, tal como se indica en el texto informativo de su página de Bandcamp, en diferentes lugares de Uruguay: “Los temas fueron hechos en Punta Negra, La Capuera, Aiguá y Las Flores durante el 2017 y 2018...”.

El disco se terminó de grabar, mezclar y masterizar en el estudio Taiga de Rojas en junio/julio de 2019 en el barrio porteño La Paternal. Esta semana Gabriela volvió a Uruguay para ver una obra donde actuaba una de sus amigas uruguayas, y así sumó un nuevo boleto para viajar de un lado al otro del Río de la Plata, como acostumbra a hacer desde niña: “Vine de vacaciones a Atlántida un verano; en otro, de preadolescente, acompañé a mi padre que tenía una novia, cuyos hijos eran también de un uruguayo. De adolescente tuve un novio con mucha familia uruguaya y conocí Bella Unión, Montevideo, La Pedrera y me fui en bici de Santa Teresa a Valizas. En esos veranos me hice muy amiga de una uruguaya, Inés, y mantuvimos la amistad entre correos y visitas. Tanto que con la “macrisis” en diciembre de 2016 le caí a trabajar a Punta Negra y me quedé dos años. Trabajé dando clases de violín y participé de distintos colectivos culturales, además de changuear cuidando niñes”.

Ahora vive en Buenos Aires, “en una casita en Munro, en el conurbano, cruzando la Avenida General Paz, con dos amigas, una amiga perra y una amiga gata. Tenemos una huerta, un jardín y un limonero”.

Su querencia compartida sería sólo anecdótica si no fuera por lo uruguayo que suena su disco Mar ‒uno en mi lista de los mejores del 2019‒ y por la extraña sintonía con un sonido y una sensibilidad casi olvidada por las nuevas generaciones de artistas folk uruguayos.

Gabriela es fan de Mateo, El Príncipe, Mandrake, Garo Arakelian y Jaime Roos: “Siempre me gustó la música uruguaya. Este año conocí a Gabriela Rodríguez en un encuentro de mujeres músicas. Maine Hermo también me encanta. Es más, para este disco tenía un tema de Marcelo Cross, ‘Margat’, pero al final no me animé a hablar con él como para pedirle permiso y no lo incluí”.

Mar suena a una tarde lluviosa de Montevideo de 1984 contemplada desde la ventana del living de alguna casona del barrio La Figurita. Suena a una tarde de Jaime, Estela Magnone y Laura Canoura en Rumbo, sin las más mínima esperanza. La desnudez, las heridas y los sueños de las letras, acompañadas sólo con guitarra eléctrica y mínimos arreglos de violín, podrían recordar al Exile in Guyville de Liz Phair, y los arpegios, lentos y vuelteros, a Nick Drake. “Defecto”, el tema disonante del disco, saluda a PJ Harvey, y mi preferido, “Otra vez”, es un manifiesto malhumorado y gracioso sobre los reintentos.

En su lista de reproducción actual también elige para recomendarnos varios discos y artistas argentinos, entre ellos, Demasiado pesar para un retablo de Lou Baumann, De CaSa de Vero Mercado, el grupo Los Besos, Sofía Viola, y Tank and The Bangas.

Sobre la oscuridad que atraviesa sus canciones y el hecho de concretar su primer disco solista identificó un momento previo e inmediato a la grabación que definió como de “intemperie” y de muchas mudanzas. “Otra amiga uruguaya, Rita, me agitó: ‘¿Para cuándo sacás tu disco?’, entonces me dije sí, es verdad, puedo hacer un disco. Primero lo toqué bastante en vivo, en El Nido (Espacio Cultural de La Capuera, en Maldonado), y después que lo grabé se lo mostré a varios amigos, hasta que le llegó a Mateo Baggio del sello Cabello, y después que lo escuchó me dijo, ‘ya está, es tu disco’, y lo editamos por ahí.

Tenía además como una necesidad afirmarme dentro del arte. Precisaba asumirme y permitirme hacer lo que todavía no había hecho. Como una necesidad de ser”.

Gabriela Silinger presenta Mar hoy a las 14.00 en en el marco de las actividades de la Feria Agroecológica y Artesanal del Colectivo El Ombú (Avenida de las Américas, frente a Escuela Agraria Melchora Cuenca, Paysandú).