Al menos en la ficción, no es sencillo ser un asesino a sueldo. Tiene toda esa parte simpática de viajar por el mundo y ver cómo la cuenta bancaria se engrosa al revisar el celular, pero uno está en constante peligro de muerte y con la llegada del retiro las cosas solamente se complican.

Numerosos autores se han interesado por la idea del asesino a sueldo que se retira. Si le queda un último trabajo antes de colgar los revólveres, suele complicarse y termina partiendo hacia otro mundo antes de iniciar una vida tranquila con una nueva identidad. Y si por esas casualidades logra abandonar el oficio e instalarse en algún pueblito lejano, siempre habrá circunstancias que lo obliguen a regresar.

Algo así ocurría en Una historia violenta (David Cronenberg, 2005), en la que Viggo Mortensen interpretaba a un violento mafioso que creía haber dejado atrás la muerte y la destrucción hasta que impide un robo, se vuelve una celebridad local y alguien de su pasado lo reconoce. Esa película estaba basada en un cómic en el que podemos encontrar más ejemplos de esta narrativa: en Sexcastle, de Kyle Starks, el mejor asesino del mundo se muda a un pueblito luego de “retirarse” y pocos minutos más tarde ya está enfrentando a la mafia local a los tiros, en un precioso homenaje a las películas de acción de los años 80.

Mientras esperamos la adaptación de Sexcastle producida por los hermanos Russo (los de Avengers 3 y 4), otra historieta fue adaptada al cine y llegó a nuestros televisores de la mano de Netflix. Se trata de Polar, webcómic creado por el español Víctor Santos y editado en papel por Dark Horse. Un dato simpático es que en su versión de internet no tenía diálogos, ya que Santos no quería perder tiempo traduciendo del español al inglés; al aliarse con una editorial, tuvo la oportunidad de agregarle textos a la historia.

Mads about you

Lo primero que hay que saber de la adaptación de Polar es que está interpretada por Mads Mikkelsen, famoso por su papel de Le Chiffre en Casino Royale (Martin Campbell, 2006), una película cuyas secuelas solamente la mejoran de manera retroactiva. Luego llegaría el personaje titular de la hermosa serie Hannibal (Bryan Fuller, 2013-2015) y participaciones en el Universo Cinematográfico Marvel (en Doctor Strange) y en el universo de Star Wars (en Rogue One).

En el sillón del director se sentó Jonas Akerlund, quien tiene en su haber varias películas documentales de cantantes como Madonna, Beyoncé y Taylor Swift. Eso lo descubrí después de ver la película; la razón para verla fue el señor Mikkelsen.

Todo comienza con una escena de acción un poco exagerada, en la que un grupo variopinto de asesinos debe sacar del mercado a un colega (Johnny Knoxville) y lo hace con extrema brutalidad. La fotografía plagada de colores, algunos guiños en la edición y hasta la personalidad del equipo de maleantes recuerda a Escuadrón suicida (David Ayer, 2016). Y si la película basada en personajes de DC Comics fue vapuleada por la crítica, todo indica que el recibimiento de Polar sea similar.

Desde este espacio no se alienta el llamado “consumo irónico”, ya que la vida es demasiado corta. Sin embargo, existen momentos en los que uno se encuentra con amigos y busca pasar el rato mirando una “chanchada” de sangre y violencia. Pues bien, en ese ambiente de celebración, tengo una película de Netflix para ofrecerles.

El expreso Polar

Como decía al principio, el mundo de los asesinos a sueldo es complejo. Duncan Vizla (Mikkelsen) está a pocos días de cumplir los 50 años, lo que en este mundo significa el retiro obligatorio. La extravagante compañía que requiere de sus servicios deberá pagarle una fortuna como jubilación, fortuna que se ahorraría si algo malo fuera a sucederle. Como ocurrió en la primera escena, sus colegas más jóvenes intentarán eliminarlo para ahorrarle unos pesos a la empresa. ¿Es que ellos no tienen pensado envejecer?

Detrás de todo está el desagradable Mr. Blut, interpretado por el comediante británico Matt Lucas. Desde su mansión colorida y con sus ayudantes coloridos siempre cerca, hará todo lo posible por ahorrarse ocho millones de dólares. Claro que enfrente tendrá al asesino con mejor puntería y mayor resistencia al dolor de todo el planeta Tierra.

El resto de la película será una seguidilla de asesinatos muy sangrientos, senos femeninos al aire y momentos calmos en los que Duncan intenta llevarse bien con su vecina Camille (Vanessa Hudgens). Cuando su mundo privado se junte con el público llegarán las escenas de tortura, muchas más muertes y una vueltecilla de tuerca final. Como un cuarto de vuelta.

El vaso un cuarto lleno

En semejante zafarrancho, se pueden encontrar algunos momentos buenos. Mikkelsen le imprime una necesaria seriedad a su personaje, aun cuando lo estén persiguiendo las versiones libres de derechos de Harley Quinn, Katana, Slipknot y Captain Boomerang. Duncan sería Deadshot, para completar el Escuadrón Suicida de la B. El mejor momento de Mads (y de la película) es una deliciosa escena durante una clase en la escuela del pueblo.

Existen ejemplos recordados de chanchada hiperviolenta, como Matar o morir (Michael Davis, 2007), en la que Clive Owen se defendía a tiros mientras tenía relaciones sexuales con Monica Bellucci. Aquí hay una intención de ser un poco más lúdico que se nota en las primeras escenas, pero Akerlund se olvida de ello entre tanto morbo y fantasía de venganza. Pero hay chispazos.

Para ocasiones muy específicas y sin menores en los alrededores, quizás Polar sea mejor que perder tiempo haciendo zapping en el cable.