Quizá su nombre no sea tan reconocible como el de las estrellas de cine, ni fuera cabeza de cartel en decenas de películas, pero Brian Dennehy dejó bien en alto su marca en el mundo del cine. Con una de esas caras siempre reconocibles y una enorme presencia física ‒más de 1,90 de altura, más de 110 kilos‒, Dennehy se distinguió por sus roles de villano o de tipo duro, siempre con mucho sentido del humor e inteligencia, marcada por una sonrisa sardónica siempre a medio camino. A continuación, cinco películas inolvidables de este gran ícono del cine que nos dejó el jueves a la edad de 81 años.
First Blood (Ted Kotcheff, 1981) o Rambo, como se la conoció más popularmente. En el que tal vez sea su rol más reconocido, Dennehy interpreta a Teasle, el sheriff local ‒veterano de Corea‒ que comete el error de empujar a John Rambo (Sylvester Stallone) mucho más allá de lo aconsejable y provoca que pase todo lo que pasa (que un experto en guerrilla y supervivencia le ponga de cabeza el bosque cercano primero y su propio pueblo después). Un toque sádico, un toque burlón y muy mala onda, este rol sería fundamental para Dennehy, ya que lo promocionaría como un villano frecuente.
FX (Robert Mandel, 1986). Aquí demostraba que no sólo de villanos vivía el hombre, al dar vida al recio y desprolijo teniente de Policía Leo McCarthy, quien investiga un importante asesinato cuyo principal sospechoso es un técnico en efectos especiales (otro Bryan, el australiano Brown, en este caso) para descubrir una gran conspiración política detrás (y terminar haciendo incómoda mancuerna con su sospechoso). Una particular buddy movie, que destaca por su ingenio y una inusual cuota de violencia.
El vientre del arquitecto (Peter Greenaway, 1987). No todo fueron tiros y villanos. En esta película, Dennehy da vida a Stourley Kracklite, el arquitecto del título, que frente a una importantísima exposición que podría cambiarle la vida, comienza un lento y demencial deterioro, físico (representado en dolores de estómago) y psicológico (una tremenda neurosis que lo va llevando a aislarse de todo y de todos). Como casi todas las películas de Greenaway, no son para cualquiera, pero Dennehy demostraba aquí el gran intérprete que sabía ser si la situación lo requería.
Silverado (Lawrence Kasdan, 1987) El estreno por Netflix realmente significó un revival para este enorme western, en el que Dennehy logra algo muy difícil: dentro de un elenco de fulgurantes estrellas ‒Kevin Kline, Scott Glenn, Kevin Costner, Danny Glover, Rosanna Arquette, Jeff Goldblum‒ su malvado sheriff Cobb brilla con luz propia, y le permite robarse la película a dos manos. Su aura intensa de peligro, sus carcajadas estentóreas y las muchas anécdotas que cuenta lo vuelven el alma ‒negra, pero alma al fin‒ del relato.
The Last of the Finest (John McKenzie, 1990). Esta es una favorita personal. Dennehy es Frank Daly, el líder de una unidad de Policía especial, que conforma junto a los magníficos Bill Paxton, Jeff Fahey y Joe Pantoliano (los cuatro juntos son la definición misma de “química en pantalla”). Un mal día se tientan con un dinero proveniente del narcotráfico, lo que los pone en la mira de Asuntos Internos y los propios narcos. Una de esas joyitas desconocidas del cine de acción de los 80-90 potenciada por un elenco de primera y por Brian Dennehy en uno de sus raros protagónicos.