El 18 de junio la Unión de Cineastas Peruanos (UCP) emitió un comunicado en rechazo a la censura cultural y política de la película Hugo Blanco, río profundo, de Macarena Martínez Cabrera. La película, estrenada en 2019, trata de cerca la enorme lucha llevada adelante por el colectivo campesino indígena contra el régimen latifundista en Perú y rescata la figura de uno de sus líderes más constantes, Hugo Blanco. Sobre este tema dialogamos con el realizador peruano Luis Basurto, integrante de la UCP, y con Ana María Pomareda, presidenta del gremio.
¿Por qué la UCP decidió lanzar un comunicado en rechazo a la censura de la película Hugo Blanco, río profundo?
Como gremio cinematográfico, conformado por profesionales de todos los campos de la cinematografía y el audiovisual, era un deber pronunciar nuestra preocupación al ver que se estaba gestando una campaña en contra de este documental peruano, tachándolo de promover tendencias políticas dañinas a nuestra patria. Diversas personalidades de nuestro medio político y social emitieron opiniones negativas sobre el film sin siquiera haberlo visto, ya que no se había hecho público todavía. Los integrantes de la UCP sentimos el deber de pronunciarnos en defensa de la obra cinematográfica y sobre todo en defensa de la libertad de creación y expresión; por otra parte, este documental, de manera particular, contribuye a preservar nuestra memoria, lo cual es esencial para la creación de conciencia en nuestra sociedad.
Enviamos el comunicado a la opinión pública en defensa de la proyección de la película porque se la estaba tachando de “apología al terrorismo”, algo que en nuestra opinión bordea lo absurdo. Con nuestro comunicado hicimos público nuestro apoyo a la directora frente a la difamación sin fundamentos contra este documental peruano.
Desde la UCP hemos participado durante todo este tiempo en mesas de trabajo junto con otros gremios cinematográficos y la Dirección de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, para la creación de una ley de cinematografía. Creemos que nuestra ley es perfectible y seguiremos trabajando para presionar al Congreso de la República y al Poder Ejecutivo para lograr una ley que sobre todo esté comprometida con promover la cultura como política de Estado y con destinar cada vez mayor presupuesto a la formación, el desarrollo, el estímulo, la difusión y la preservación de nuestra cinematografía.
También formamos parte en la conformación de jurados para los concursos anuales que realiza el Ministerio de Cultura.
¿Cómo llegaste a la UCP? ¿Por qué creés que ser parte de este gremio es importante como realizador?
En el año 2000, cuando viajé a Lima, decidí estudiar cine bajo los criterios formativos de profesores del Grupo Chaski, como Alejandro Legaspi y René Weber, así como de docentes formados en la escuela de Armando Roblez Godoy, uno de los cineastas más importantes de Perú. Desde finales de 2005 estoy comprometido con mi oficio, ya sea desde la creación, la formación o la gestión cultural vinculada con el cine.
Como realizador siento que es importante ser parte de un gremio como la UCP, de un grupo de cineastas organizados en base a objetivos comunes, y creo que con la mirada y la experiencia particular de cada integrante el proceso se va enriqueciendo. Además, este es un espacio donde encuentras a grandes referentes del cine peruano. Es valiosísimo para mi aprendizaje.
En 2011 realizaste el corto Colibrí. ¿De dónde viene la historia, esta creencia sobre la esperanza de convertirse en colibrí que narra la madre, y por qué elegiste dedicarle un corto?
Es una leyenda que escribió el escritor peruano José María Arguedas en uno de los estudios de etnografía que hizo al recorrer los campos del Perú profundo. Es una creencia con respecto a la muerte, arraigada en los pueblos del sur de los Andes peruanos, por Apurimac y Huancavelica. Aunque Arguedas sea escritor, él es para mí un referente humano y artístico para el cine que intento hacer.
Con Colibrí intenté narrar la historia de un personaje urbano que de alguna manera mostraba una realidad paralela en las periferias de la ciudad de Lima. En esta ciudad viven millones de desplazados en los cantos periféricos: familias y personas que, como mis personajes en el corto, llegaron desde los Andes para sobrevivir a los cerros y arenales de Lima, con sus costumbres, sus creencias y pesares en el lomo. Colibrí trató de cincelar, según mi mirada, la memoria cultural desarraigada de los andinos en medio de los arenales de nuestra capital. Mi tercer largometraje, Nostalgia, ahora en etapa de proyecto, se enmarca, en el espíritu de film urbano periférico.
Los cortometrajes de Luis Basurto Colibrí (2011) y 1992 (2008) pueden verse gratis en www.cineaparte.com.