Las opciones caseras se diversifican, al punto de llegar a desbordar. En semejante ruido, por así llamarlo, bien pueden pasar de largo opciones realmente recomendables más allá del último estreno en Netflix o esa serie dominical en HBO. Youtube y los canales que concentra se han transformado por derecho propio durante esta pandemia en un servicio de entretenimiento, información y diversidad.
Confirmando esta idea, el jueves comenzó en el canal oficial del Malba un ciclo de cine noir a cargo de nada menos que Fernando Martín Peña, el organizador del maravilloso (y ya mítico) festival Bazofi y experto cinéfilo, conocedor del género como pocos.
La selección de Peña evita lugares comunes y propone 16 películas de difícil acceso y poca difusión. Dio comienzo con Pasiones de fuego (Raw Deal, 1955), un curioso policial con punto de vista femenino –algo bastante raro para la época y el género–, dirigido por el maestro Anthony Mann; prosiguió con El ladrón (The Thief, 1952), de Russell Rouse, un elegante noir de aire europeo; y completó su segundo día, ayer, con Tras el espejo (The Dark Mirror, 1946), del enorme director alemán Robert Siodmak y con Olivia de Havilland en un doble papel, junto a La casa Nº 322 (Pushover, 1954), una crook story dirigida por Richard Quine y con Fred McMurray en el rol principal.
» El festival continúa hoy a las 19.00 con El hombre que compró su muerte (Time Table, 1956), de Mark Stevens, donde un investigador de seguros (el propio Stevens) se ve involucrado a su pesar en un robo que ha sido planificado a la perfección, aunque, como suele pasar en estos casos y este género, a cierta altura el plan falla.
» Sigue a las 22.00 con Martes trágico (Black Tuesday, 1954), del director argentino –que hizo prácticamente toda su carrera en Estados Unidos– Hugo Fregonese, con el emblemático Edward G Robinson en la piel de un peligroso convicto que orquesta su fuga de la cárcel, pero esconde un segundo plan detrás del aparente.
» Mañana a las 18.00 el ciclo prosigue con la mítica (y muy poco conocida) El demonio de la noche (He Walked by Night, 1948), de Alfred Werker (y cierta colaboración no acreditada de Anthony Mann), la hiperrealista investigación policial de un crimen, en una verdadera obra maestra.
» Luego, a las 20.00, va La cicatriz (The Scar, 1948), de Steve Sekely, protagonizada por Paul Henried –el tercero en discordia en la legendaria Casablanca–, quien ejerce además como productor.
» El jueves 28 a las 19.00 el ciclo regresa con Pasión diabólica (Black Angel, 1946), de Roy William Nell, donde la esposa de un hombre acusado de un crimen que no cometió procura encontrar evidencias de su inocencia para salvarlo de la cámara de gas, y sigue a las 21.00 con Gángsters en fuga (The Big Combo, 1955), dirigida por Joseph H Lewis, otra pieza de gran destaque del guionista John Alton, una de las mayores figuras (desconocidas) del noir.
» El viernes 29 a las 19.00 tendremos Escudado en la muerte (Shield for Murder, 1954), dirigida y protagonizada por el actor Edmond O’Brien junto a Howard Koch, con el inevitable descenso a los infiernos de un policía corrupto, seguida a las 21.00 por Una vida marcada (Cry of the City, 1948), en la que repite nuevamente el alemán Siodmak, y sólo su talento logra que ver en pantalla al muermo de Victor Mature valga la pena.
» El sábado 30 a las 18.00 estará Pasiones en pugna (Without Honor, 1949), de Irving Pichel, en la que un affaire se transforma en una pesadilla para los protagonistas, y a las 22.00 Violencia (The Chase, 1946), de Arthur Ripley, una película de inspiración marcadamente europea.
» El cierre será el domingo 31 a las 18.00 con Nube de sangre (Edge of Doom, 1950), de Mark Robson. Allí el director de la mítica La séptima víctima vuelve a desarrollar un thriller tenso de total suspenso. Finalmente, a las 20.00 Corazón de hielo (Kiss Tomorrow Goodbye, 1950), de Gordon Douglas y con nada menos que James Cagney en el papel protagónico.
“Todo film noir es policial, pero no todo policial es un film noir. Y ese noir va en francés porque fue en Francia donde se definieron sus especificidades, en un libro canónico de los críticos Raymond Borde y Étienne Chaumeton: Panorama du film noir américain (1955). Francia también le prestó una de sus raíces, porque el polar francés de los 30 ya es bastante noir”, explica el propio Peña en la presentación del ciclo. “La otra raíz es el cine alemán de los 20, y fueron alemanes y los austríacos muchos de sus mejores directores y técnicos. El gran catalizador fue la violencia. La violencia norteamericana de las novelas de Dashiel Hammett, Raymond Chandler, WR Burnett, David Goodis y muchos otros. Y la violencia universal de la guerra. Tuvo casi dos décadas de apogeo, aunque nunca murió del todo. Se caracteriza por sus protagonistas, antihéroes marginales perseguidos por diversas sombras y a veces por un sentido trágico; por sus ambigüedades morales, que taladraron la rigidez del código Hays; por sus historias que volvían visible todo lo opaco: las pasiones, los vicios, la corrupción, la insanía y todas las formas de la degradación que proliferan en la oscuridad”.
Hay pocos expertos con el conocimiento de Fernando Martín Peña, y por el solo hecho de tenerlo en la curaduría este ciclo calificaría de imperdible, pero los films hablan por sí solos. Y en la tranquilidad de tu propia casa. ¿Qué más podés pedir?