En octubre del año pasado, en una de esas ventanitas que se abrieron en medio de la pandemia y posibilitaron los toques con un aforo muy reducido, Mónica Navarro se presentó en Sala del Museo. Por primera vez en su vida, la cantante se subió al escenario sin nervios, disfrutó de todo y pudo mirar desde el comienzo, porque, en su caso, mirar suele ser una actividad que queda en suspenso en los primeros minutos de un toque, justamente, por culpa de los nervios. “Ese día, en medio del paréntesis de la pandemia, me dije: ‘El mundo se cayó, ¿y yo voy a estar buscando la afinación, la letra perfecta? Disfrutemos de lo que hay’, porque si hay algo que nos mostraron estos tiempos locos es que, de todo lo que haya, puede no haber”, recuerda Navarro.

Esa experiencia la liberó, porque los nervios suelen ser por “querer hacerlo perfecto” arriba del escenario, pero aquella noche entendió “que lo perfecto podía ser lo mejor de ese momento, y que lo mejor era ver que había mucha gente que la estaba pasando muy mal” y que ella “la iba a pasar muy bien”. “Fue algo muy lindo y me viene durando. Con mucha tranquilidad y mucho estado de conciencia del ahora; ese es el viaje”, agrega.

Y en ese viaje se presentará Navarro hoy en el marco del ciclo Marea, en la Sala Zitarrosa, junto con su banda: Hernán Rodríguez (guitarra), Diego Varela (bajo) e Irvin Carballo (batería). La fecha es especial para la cantante porque hoy cumple 53 años: “Siempre intento ver si en los días de mi cumple o alguna fecha cercana puedo tocar. Y a medida que pasen los años lo voy a celebrar más, porque hay que celebrar los años de crecimiento. ¿A los 60 correspondería que no corra como una loca en el escenario? A los 60 voy a correr como una loca en el escenario. Quiero poderlo todo a la edad que se me canta”.

El último disco de estudio de la cantante es Maldigo (2019), en el que versionó canciones clásicas de la música popular en plan rockero, como partes de “Guitarra negra”, de Alfredo Zitarrosa, e “Imaginate m’hijo”, de Leo Maslíah. Hoy de noche estrenará algunas canciones de su autoría, pero no sabe si integrarán un futuro disco porque le parece “raro” pensar en ese formato, ya que editar canciones sueltas, como se suele hacer en los tiempos que corren, no implica “ese esfuerzo titánico de hacer un disco”. De todos modos, subraya que aunque lance dos o tres canciones sueltas, siempre terminan teniendo un hilo conductor porque lo marca “la propia historia” de la compositora.

Con disco o sin disco, las nuevas canciones siguen la línea rockera de Maldigo. Hace un mes estrenó “Pucarara”, compuesta junto a Varela, tomada de un streaming que realizaron en junio en el Complejo Cultural Politeama de Canelones. Y hace dos días lanzó “Mi casa”, tomada del mismo espectáculo, con una brisa pop. Navarro dice que le encanta el formato de cantautora que se acompaña solamente con una guitarra acústica y nunca descarta presentarse así, pero por ahora sigue en este viaje de sonido “más power”. “No descarto nada, lo quiero todo”, acota.

Además de cantante, Navarro es actriz y supo mezclar todo eso cuando integró La Tabaré en uno de los períodos más populares de la banda liderada por Tabaré Rivero, dentro de la explosión del rock nacional de principios del siglo XXI, desde el disco Que te recontra (1999) hasta Chapa, pintura, lifting (2006), que incluía “El kafkarudo”, la canción más popular del grupo. Navarro confiesa que no extraña a la banda. Dice que el camino que eligió para construir su carrera es “tan hermoso, liberador y atrapador” que “es como divorciarse: siempre es muy recomendable”.

“Mis viejos, por ejemplo, estuvieron toda la vida juntos y tengo un ejemplo muy copado, pero también tengo mi experiencia propia, de haber tenido algunos compañeros de vida, y esa toma de distancia siempre fue para mejorar. Entonces, no me pasó de extrañar, para nada. Fue muy orgásmico habitar el escenario de la forma en que yo quería, tomando mis decisiones y llevando adelante un proyecto que soy yo”, finaliza.

Mónica Navarro, hoy a las 21.00 en la Sala Zitarrosa. Entradas a $ 300 por Tickantel.