En menos de un año, Julian Leclercq se ha vuelto uno de los niños mimados de la más famosa plataforma de streaming. Casi sin mediar dos meses entre una y otra, Netflix ha estrenado varias películas del director francés, tanto algunas que tenían su tiempo como producciones específicas hechas para la plataforma.
Así, se encuentran disponibles Guerra en el aserradero (un buen thriller de acción), Centinela (Olga Kurylenko en busca de violenta venganza a lo Liam Neeson) y probablemente la mejor de todas: Atracadores. En ella Leclercq contaba la historia de un equipo de ladrones profesionales extremadamente efectivos que, por azares del destino, terminaban siendo chantajeados por un grupo de despiadados narcos para ejecutar un robo suicida.
Realizada para televisión, pero con grandes valores de producción, Atracadores era cine de acción con aroma tan clásico como contundente. Una reinterpretación del violento polar francés a lo Jean-Paul Melville o Henri Verneuil en términos y códigos modernos que le permitía a Leclercq jugar para realizar un relato seco y directo.
Y se ve que le fue muy bien, porque Netflix le produce ahora una miniserie en la que rescata los mismos elementos de la película, expande el universo y recuenta el relato con aires frescos.
Honor entre ladrones
Yanis (el actor fetiche de Leclercq, Sami Bouajila, quien protagonizaba la película) es el líder de una banda de ladrones profesionales, los mejores en lo suyo en toda Bélgica. Sin embargo, nada lo prepara para cuando su sobrina Shaïnez (Sofia Lesaffre) roba junto a su banda de delincuentes juveniles a quien no debe y termina con ocho kilos de cocaína en su poder.
Esa cocaína pertenece a un narco muy importante, que está en guerra con otros y con su propia banda/familia, por lo que pronto actuará contra la muchacha y obligará a la banda de su tío a operar como peones en su batalla. Pero, claro, Yanis tiene sus propios planes y, ayudado por Liana (Tracy Gotas), la novia de su sobrina, irá jugando un peligroso e impredecible juego, en el que todo puede saltar en cualquier momento y terminar de inmediato con la vida de los jugadores.
La premisa es similar a la de la película, pero muy inteligentemente Leclercq –junto a su coguionista Hamid Hlioua– se desmarca y propone un relato más ambicioso. Cuenta con seis episodios de más de 50 minutos para desarrollar y lo aprovecha presentando en profundidad a los personajes. No sólo a Yanis, Liana y su gente, sino también por el lado del narco, Saber (Salim Kechiouche), su prima y socia “legal” Sofía (la mejor del elenco, Nabiha Akkari) y su rival en el negocio, Chris (Geert van Rampeberg). Todos los personajes son tridimensionales, todos tienen un costado humano que los aparta de ser “buenos” o “malos”, todos tienen intereses que los motivan en el relato, y la serie avanza apoyada tanto en ellos –tornándose mejor desarrollada aunque quizá no tan contundente– al mismo tiempo que despliega tremendas escenas de acción (la especialidad de Leclercq) en cada episodio.
Seis episodios pueden sentirse un poco mucho, pero para cuando llegamos a su sólido, amargo desenlace, el saldo resulta por completo satisfactorio.
Los atracadores, de Julian Leclercq. Seis capítulos de una hora. En Netflix.