“Necesito hacer una ópera pero moderna”, se dijo, todavía envuelta en fascinación, mientras aplaudía de pie el final de Madame Butterfly en el Auditorio Nacional del Sodre.
Ya pasaron tres años de aquella noche de inspiración y Constanza Innamorato Guerrero, o sea, Chenal, la recuerda como una de las más importantes influencias para Humanos y monstruos, su segundo disco, editado en forma independiente y producido por Sebastián Peralta.
“Otra que me gusta es Carmen. Creo que son las dos óperas con las que más conecto porque sus protagonistas son mujeres”, dice. También menciona a Mozart, Kanye West, Björk y Pink Floyd, como alimento y compañeros de sus jornadas de composición, durante una charla que la pondrá un poco nerviosa y en la que tratará de responder de dónde surgen su particular sonido y ella misma, pronta para dar a conocer estas, sus nuevas canciones.
“Es un disco conceptual con una protagonista, Miss Melancolía, que relata una historia a través de las canciones. En el sonido se buscó mezclar lo urbano con pop y rock, y quedó algo bien raro. En mi anterior disco sentí que no había dado todo, que me había faltado algo. Así que cuando hablé con Sebastián [Peralta] le dije: ‘quiero juntar la música de cantautor, el pop, el rock y la música urbana’”, cuenta.
“Para este disco volví a estudiar mucho, a leer libros sobre música y a componer en el piano, cosa que había abandonado durante un buen tiempo. Quería lograr un sonido épico que fuera una combinación de lo antiguo con lo moderno”. Luego de un preludio, Humanos y monstruos abre con “Labios rojos”, tal vez el más pop de los diez tracks, que comienza diciendo “Soy una piedra en tu camino que deberías evitar” y recuerda la época de oro del grupo escocés Texas.
Con los giros de la púa el sonido se vuelve más oscuro, junto con las peripecias de Miss Melancolía, y a su pop barroco le caen como objetos imantados arreglos de música electrónica, soul, hip hop y melodías medievales.
Constanza vive en Las Piedras, Canelones, y compuso su segundo disco en el último piso de un edificio. Cuando sus vecinos le golpeaban la puerta no le quedaba otra que bajar un poco el volumen de su teclado Yamaha PSR-140 y seguir probando con los botones naranjas, verdes y rojos desde la noche, hasta las ocho de la mañana: “Estuve noches sin dormir. Pensé tanto todo... Fue bastante loco hacer este disco, como uno de esos momentos creativos en que necesitas que todo fluya, que salga. La pasé bien algunos días y muy mal otros hasta que finalmente fueron surgiendo las melodías y las canciones. A veces te da la sensación de que nada va a surgir, pero de a poco todo va encontrando su lugar”.
Miss Melancolía y algo de fe
“Fui a colegios católicos, y en la adolescencia me volví un poco más rebelde, empecé a cuestionarme a Dios. Mi madre es católica, mis abuelos también, mi padre es ateo, y en la adolescencia yo decía que era anarquista. Después crecés y te empezás a cuestionar cosas. También conocí gente budista, y en un momento de mi vida fui a una iglesia evangelista. Siempre he estado en una búsqueda personal. Creo que las personas que nos dedicamos a la música o a cualquier tipo de arte siempre nos cuestionamos todo a nuestro alrededor y queremos encontrar algo más. Como que necesitás cambiar la realidad o encontrarle la razón de ser a lo que te rodea”, dice Chenal.
Chenal tiene un tatuaje de HIM, una banda de rock procedente de Finlandia, de la que fue muy fan pero sólo durante un tiempo. Green Day tuvo un lugar más importante en su vida (“Sólo escuchaba Green Day”), y su lista continúa con Madonna en Ray of Light, Mecano en Aidalai, C Tangana en Ídolo, sólo por nombrar tres de varias decenas. Estudia –o estudió– derecho, letras, bibliotecología y psicología, y tiene pensado dedicar el segundo semestre del año a las leyes.
“Soy una persona muy melancólica y dramática. Estoy siempre pensando que el tiempo pasado fue mejor”, dice. Las flores del mal, de Charles Baudelaire, es como muy yo. No definiría mi música como oscura, pero tiene mucha melancolía. Hay algo que no me puedo sacar de encima. Es rarísimo. Cuando me planto frente a un papel o agarro el celular para anotar una letra es como que inconscientemente mi música va hacia un lado. Muchas veces quiero que suene más feliz y vaya hacia un sonido más fiestero, pero no hay forma. De hecho, la primera canción que escribí, a los nueve años, ya era así”.
Humanos y monstruos se puede encontrar en todas las plataformas digitales. En formato físico, en Ayuí Discos, Little Butterfly Records, W Records, o por medio del instagram de la artista @chenal.cig.