“Es la tercera etapa que se abre para tocar y pareciera que es la definitiva, pero esta vez la tomo con mucho recaudo”, dice Alberto Mandrake Wolf sobre la vuelta a los escenarios, en esta oportunidad con Mateo x 6, el proyecto creado por Ney Peraza en 1993 para tocar canciones de Eduardo Mateo, que en la actualidad completan Popo Romano, Eduardo Pitufo Lombardo, Jorge Schellemberg y Martín Ibarburu.

Wolf subraya que las prohibiciones para tocar por la pandemia “fueron un mazazo para todo el sector”, tanto anímicamente como económicamente. “Este año y medio que pasó, con todo esto, sentí que perdí muchas cosas. Yo me tomo un ómnibus todos los días, no piden ‘pase verde’ y voy parado. Entonces, es como que te están tomando el pelo. Conozco gente que falleció de covid y que la pasó muy mal; que el bicho está, está, pero que haya un criterio. Y no sé por qué hay tanto lío con la cuestión de los espectáculos”, agrega.

Mandrake Wolf (archivo, mayo de 2019).

Mandrake Wolf (archivo, mayo de 2019).

Foto: Ricardo Antúnez

Pandemia aparte, Wolf recuerda que cuando formaron Mateo x 6 no tomaron los hits del fallecido músico sino todo el espectro de sus canciones, sobre todo desde un punto de vista acústico, e hicieron cuatro fechas en el Teatro Stella, una sala chica, porque no tenían “muchas expectativas”. “Fue un laburo bárbaro, porque son canciones difíciles, y tampoco queríamos hacer covers sino darles una vuelta nuestra. Nos fue más o menos, pero después empezó a andar, a la gente arrancó a gustarle y después anduvo muy bien”, recuerda. Dice que ahora, cuando se juntan con el proyecto, “es una especie de celebración”, porque la música de Mateo “es tan linda de tocar” que disfrutan “como locos”.

Cuando Mateo murió, en mayo de 1990, justo estaba preparando un espectáculo junto con Los Terapeutas, la banda de Wolf durante gran parte de su carrera. “Para mí, Mateo está a la par de John Lennon, de Jimi Hendrix y de Bob Dylan, y tuve la suerte de estar ahí, en la cocina de él, encarar música y tocar con él. Son cosas que no puedo creer. Sigo escuchándolo, los mismos discos, y siempre parece que estuviera 50 años adelantado. Cada vez que Mateo sacaba un disco, era algo muy fuerte, como una revolución. Nunca hacía lo mismo”, dice Wolf, y agrega que él para su música le ha “robado piques”, que es “el mejor homenaje que se le puede hacer a otro músico”.

En tanto, Pitufo Lombardo dice que meterse dentro de la música de Mateo “es un aprendizaje grandísimo” por su influencia pero también porque “en algunas canciones su música tiene una complejidad importante”. “Hubo que estudiar y ensayar mucho, y hacer versiones que estuvieran a la altura del autor. En todo el recorrido, lo que uno siente es que ha tenido la suerte de poder comunicar esas canciones a generaciones que capaz que no conocían a Mateo. Eso está bueno”, subraya.

Pitufo Lombardo (archivo, marzo de 2020).

Pitufo Lombardo (archivo, marzo de 2020).

Foto: Mariana Greif

Aunque Lombardo no llegó a tocar con Mateo, compartió docencia con él en el Taller Uruguayo de Música Popular, donde tuvieron muchas charlas “interesantes” y alguna juntada en clases. “Mateo era bastante volátil también en ese sentido, porque a veces tenía clases un miércoles e iba un jueves”, recuerda. Destaca que además de la parte compositiva, guitarrera y rítmica, Mateo era “un excelente percusionista”, con un criterio de toque “muy particular”, ya que “con dos elementos armaba un mundo sonoro espectacular, con sus dedos, sus uñas, sus palmas y sus yemas”.

Por último, dice que al tocar la música de Mateo siente la “responsabilidad” de estar al servicio de ella porque “tiene mucha profundidad”. “El hecho de juntarnos a tocar esa música ya para nosotros es una maravilla. Más allá del toque, es un premio enorme. Cuando empieza a sonar la música de Mateo pasan cosas que son bastante inexplicables, todas maravillosas”, finaliza.

Mateo x 6, hoy a las 21.00 en La Experimental de Malvín (Decroly y Michigan), con entradas por RedTickets a $ 900.