Los más jóvenes quizás no lo recuerden, pero hace muchos años (dos o tres) las series podían tener más de 20 episodios por temporada. Esto obedecía al modelo de los canales abiertos de la televisión estadounidense, que con una temporada y su repetición, más algún especial y reposiciones, cubrían las 52 semanas que tiene el año. Esto cambió, como tantas cosas, con la llegada de las plataformas de streaming, que además derribaron las estrictas barreras de duración de los episodios. Antes, una comedia duraba 22 minutos (media hora con comerciales) y un drama duraba 44 (una hora con comerciales).
Se abrió un nuevo mundo de posibilidades, aunque los servicios de películas y series a demanda siguen alimentándose de productos que debutaron de manera convencional. Por eso es que existen recomendaciones como las de hoy: una comedia de 22 minutos, disponible en el catálogo de Netflix, con la friolera de 153 episodios. Sí, hice el cálculo y si la quisieran maratonear les tomaría dos días y un tercio, sin pausas para ir al baño (si la ven en celular o tablet, pueden llevarla al baño con ustedes).
Estoy hablando de Brooklyn, Precinto 99, o Brooklyn Nine-Nine, emitida entre 2013 y 2021, y desde hace poquitas semanas disponible en su totalidad en la mencionada plataforma. Así que quédense tranquilos, que no habrá episodio 154... al menos por ahora. Se trata de una sitcom, no en el sentido más tradicional, con risas del público que asistió a la filmación, pero sí por el humor, los pocos personajes sobre los que se apoya la trama y uno o dos escenarios que se repiten.
La acción transcurre en una comisaría de Brooklyn y comienza con la llegada de un nuevo mandamás: el poco demostrativo capitán Holt (Andre Braugher). Este se convertirá en figura paterna para el inmaduro detective Jake Peralta (Andy Samberg) y un modelo a seguir para la perfeccionista detective Amy Santiago (Melissa Fumero). El elenco principal lo completan el torpe Charles Boyle (Joe Lo Truglio), la recia Rosa Díaz (Stephanie Beatriz), el fuerte Terry Jeffords (Terry Crews) y la delirante Gina Linetti (Chelsea Peretti).
Con ese puñado de policías, más dos detectives veteranos que no dejan de hacer el ridículo, los guionistas construyeron ocho temporadas en las que se aprovecharon de cada una de las interacciones entre los primeros siete, avanzando mínimamente sus historias. Algunos cambiaron de parejas, algunos se casaron, algunos hasta abandonaron la serie. Pero siempre teniendo en cuenta que se trata de un producto que cualquiera podría ver en modo random sin necesidad de sacar cuentas para calcular en qué temporada se encuentra.
Durante las primeras siete temporadas el nivel fue parejo, combinando episodios de casos detectivescos (y subtramas de oficina) con otros que necesitaban el trabajo en conjunto de todo el equipo. Llegó a haber algunos especiales de repetición anual (la maravillosa visita del Bandido de los Pontiac, o los episodios de Halloween con una competencia en el precinto). Sin embargo, salvo un episodio puntual, y alguna referencia menor, la serie fue acusada en las redes sociales de ser cop friendly, de naturalizar una tarea que en Estados Unidos viene siendo fuertemente criticada por el tratamiento a los negros y el exceso de violencia.
El episodio mencionado mostraba al sargento Terry, negro, tratado en forma violenta por un policía blanco que no lo reconocía sin su uniforme. En 143 episodios que conformaban las primeras siete temporadas, uno solo es muy poco, sobre todo cuando el país entero se conmocionó debido al asesinato de George Floyd en un caso de brutalidad policial.
Este hecho ocurrió después del final de la séptima temporada y llevó a que los responsables de la serie desecharan los guiones de la octava (y última), para escribirlos con una nueva sensibilidad. El resultado final es desparejo, con un primer episodio que tiene intenciones muy loables, pero que suena demasiado forzado, al punto de parecer un sketch de SNL en el que los protagonistas de Brooklyn Nine-Nine finalmente se dan cuenta de que son policías.
El resto de la temporada es más pareja, y tiene por supuesto el final lacrimógeno (pero sin gases) que exige esta clase de series longevas. Si pasamos raya, es una serie altamente recomendable, en especial para esa clase de consumos rápidos de pastillas televisivas, como a la hora de las comidas. Y sí, es cierto que durante años ayudaron a ponerle un filtro rosa a una de las instituciones menos populares de cualquier Estado. Pero se lo perdonamos porque son graciosos y porque de verdad sabemos que es pura, pura ficción.
Brooklyn Nine-Nine, octava temporada. Diez episodios de 20-22 minutos. En Netflix.