Imaginen que tienen en sus planes contar una épica superheroica en la que un grupo de los más poderosos seres del planeta debe encontrar al culpable de la muerte de su líder, en un mundo al borde de la guerra mundial. Una historia repleta de acción, incluyendo una gran cantidad de peleas entre personas que poseen poderes diversos. Ahora imaginen que esa historia tomará tres horas y media, y que no cuentan con el presupuesto de un Zack Snyder, sino una cifra muchísimo menor.
Guardianes de la justicia tiene todo (pero todo) para salir mal. Tiene una ambición que hace que el mencionado Snyder parezca un estudiante de cine, actores de segunda línea, trajes por los que claramente no invirtieron decenas de miles de dólares, y un guion que necesita que el espectador se tome en serio todo eso que está ocurriendo. Bueno, no exactamente “en serio”, pero sí que se lo crea.
Y sin embargo, esta creación salida de la mente de Adi Shankar no solamente no es fallida, sino que es un entretenimiento recomendable. ¿Cómo hizo este hombre para lograrlo? Lo contó de la mejor manera posible de acuerdo a las circunstancias. Por eso esta serie también es bastante original, ya que utiliza una cantidad de recursos enorme, que se van intercalando todo el tiempo conforme lo necesita la acción.
Quizás recuerden esas adaptaciones de películas en las que un equipo creativo recrea una escena, otro recrea la siguiente, y así llegan hasta el final. El resultado final mezcla animaciones, acción real y toda clase de posibilidades intermedias. Así es Guardianes de la justicia: combina decenas (pero decenas) de estilos de animación distintos, incluyendo cuadro a cuadro, simulación de videojuegos, animé y muchísimo más. ¿Y los momentos con actores? En la mayoría de los casos, la iluminación y los filtros ayudan a crear este verosímil que parece haber saltado de las viñetas de una historieta.
Respecto de la historia, el misterio de la muerte de Marvelous Man (el Superman) pone en campaña a Knight Hawk (el Batman), quien desconfía de todos sus compañeros, quienes, por si hace falta aclararlo, también son parodias apenas veladas de los superhéroes más famosos de DC Comics. Apenas si se mezcla un pseudo Hombre Araña entre versiones de Wonder Woman, Shazam!, Green Arrow, Black Canary, Aquaman y más.
Ambientada en los 80, tiene muchísimo de varias historietas fundamentales de esa época, como Watchmen y El regreso del Caballero Nocturno, así como otras referencias (incluyendo un presidente homófobo). Todo cargado de violencia gráfica, que recuerda ese momento en que la industria apostó por esa clase de historias y perdió durante un tiempo a los lectores más jóvenes.
El misterio tiene una resolución satisfactoria e incluso se guardan una última vuelta de tuerca para el cierre. Quizás resulte un poco acelerado el último plan de conquista global, que esconde el último gran guiño al cómic de Alan Moore y Dave Gibbons. Pero a esa altura ya estaremos aplaudiendo a Shankar por haber hecho tanto con tan poco, por disimular las falencias de producción y por darles laburo a tantos animadores para lograr un resultado que, como mínimo, merece ser visto.
Guardianes de la justicia, de Adi Shankar. Siete capítulos de cerca de media hora. En Netflix.