La nueva película de la apuesta “Hecho en Argentina” de Netflix está dirigida por Sebastián Schindel (Crímenes de familia, El patrón) y es una adaptación de la aclamada novela La muerte lenta de Luciana B, de Guillermo Martínez, un escritor que también estuvo detrás de Los crímenes de Oxford (Álex de la Iglesia, 2008). Estrenada el 15 de junio, el thriller psicológico La ira de Dios promete ser de lo más difundido en la plataforma ya que además cuenta con un gran elenco: Diego Peretti, Juan Minujín, Macarena Achaga y Mónica Antonopulos, entre otros.
La historia empieza por el final: un conocido y exitoso escritor de best sellers policiales llamado Kloster (Peretti) está presentando su última novela en la librería El Ateneo cuando, en medio de los aplausos y el bullicio, su colega Esteban Rey (Minujín) le hace notar que una mujer de aspecto amenazante lo está esperando para hablar. “Es por Valentina”, le susurra, y le advierte que para evitar un escándalo lo mejor es que vaya de inmediato. La mujer es Luciana Blanco (Macarena Achaga), quien años atrás fuera asistente de ambos escritores. Era ella quien escribía las novelas que Kloster le iba relatando y a la par asistía a Esteban, quien estaba empezando su carrera y oscilaba entre la admiración y la envidia hacia el famoso Kloster.
Nos enteramos de que algo oscuro pasó en la relación de Kloster con Luciana, que hizo que abruptamente dejara de trabajar con él, le hiciera un juicio millonario y a partir de entonces le empezaran a suceder cosas extrañas a su familia.
La película se desarrolla mediante múltiples saltos temporales que van desde los trágicos eventos pasados a un presente en el que Luciana está convencida de que el novelista está detrás de las muertes que la rodean y recurre a Esteban, que ahora se dedica al periodismo, para contar su verdad.
La trama es contada en lenguaje de thriller policial en el que las causas de las muertes son la duda constante: ¿accidente o asesinato? Luciana asegura haber visto a Kloster cerca de esos sucesos y hasta le parece que los “accidentes” de sus familiares son similares a algunos de sus novelas. Resulta interesante cómo a lo largo de toda la película aparecen recurrentes alusiones religiosas: la Ley del Talión planteada al inicio por Kloster (que la entiende de una manera peculiar) nos abre la puerta a una interpretación bíblica de lo ocurrido: en el Antiguo Testamento, la ira de Dios es una respuesta divina al pecado y la desobediencia del hombre.
A medida que la historia avanza, la teoría de Luciana parece cobrar fuerza. Con sobrio suspenso, la enumeración de muertes construye un creíble ambiente de tensión.
Claramente la dupla Peretti-Minujín lleva todo el peso de la historia, que desde el punto de vista visual y técnico es perfecta. No tiene grandes giros narrativos, pero cumple ampliamente la función de todo thriller: mantenernos atentos al desenlace. La ira de Dios es una historia de obsesiones con un ingrediente extra: el concepto de justicia divina, causalidades y casualidades que aparecen para darle sentido a la película.
La ira de Dios, de Sebastián Schindel sobre guion de Guillermo Martínez. 98 minutos. En Netflix.