Netflix no descuida su oferta de cine asiático y ahora ofrece uno de los films más taquilleros en Corea del Sur el año pasado. Emergencia en el aire no sólo es una buena opción para ponerse al día con lo que se produce en ese país, también lo es porque presenta un original acercamiento al subgénero del cine catástrofe, dominado por Hollywood desde la década de 1970.
Además, la película propone una reunión entre las dos estrellas más populares de Corea: Song Kang-ho (el protagonista de Parásitos, entre muchas otras) y Lee Byung-hun (I Saw the Devil, A Bittersweet Life). Sin embargo, cabe advertir que no hay que emocionarse mucho con la juntada –que los actores hacen una vez cada cinco años: Joint Security Area (2000), The Good The Bad The Weird (2008) y la magistral Age of Shadows (2016)–, puesto que apenas si van a cruzarse en una escena (por razones que veremos enseguida).
Nuestra historia no comienza, sin embargo, con ninguno de ellos, sino con la regla de vuelo que le da título a la película (en inglés: Emergency Declaration), que indica que cuando se emite una declaración de emergencia todos los aeropuertos disponibles deben dar prioridad al avión en problemas para brindarle posibilidades de aterrizaje. Esto es lo que no tardará en ocurrir a bordo del vuelo KI 501 que parte de Incheon, Corea, con destino a Hawái, puesto que en él viaja un resentido científico con un virus mortal y muchas ganas de generar una catástrofe. Que se respete o no la regla será algo a descubrir.
El punto de vista se divide en dos. Por un lado, lo que pasa lógicamente dentro del avión a medida que el virus se expande. Aquí la narración es llevada por Byung-hun en la piel de un pasajero que viaja con su hija pequeña y quien, junto con los pilotos, las azafatas y algún que otro voluntarioso, tratará de mediar en la desesperante situación. Por otro lado, la narración en tierra la lleva un detective de policía interpretado por Kang-ho, quien tiene nada menos que a su esposa a bordo del avión en cuestión.
Si bien la narración en paralelo prácticamente impedirá –como decíamos antes– que los dos mejores actores coreanos en activo se crucen, también nos dará tensión en simultáneo y agregará complejidad a la trama. Porque si lo que pasa a bordo es un despliegue de angustia, lo que pasa en tierra no se queda atrás, dado que el detective protagoniza una verdadera carrera contra el tiempo para averiguar la verdad de lo que ocurre en el avión (incluso literalmente, porque hay una persecución automovilística increíblemente bien filmada).
Lo mejor de Emergencia en el aire es que no es predecible. Una máxima del cine catástrofe estadounidense es que siempre se sabe, para tranquilidad del público, quién se salva y quién no. Es más, a mayor “maldad” de los personajes en las situaciones extremas, mayor su probabilidad de terminar fiambres. Bueno, nada de esto está garantizado en el cine coreano. La posibilidad de que todo termine enormemente mal hace que uno se pase los 141 minutos que dura esta película sentado al borde del asiento, comiéndose las uñas.
Emergencia en el aire. 141 minutos. En Netflix.