Giros en la trama, personajes llenos de secretos y un ambiente tórrido. Es lo que quieren quienes buscan thrillers y es lo que tiene Siempre fiel, la película holandesa dirigida por André van Duren (ganador de varios Golden Film, premio que reconoce los logros de taquilla en los Países Bajos). El cineasta utiliza los clásicos ingredientes de los relatos criminales de suspenso para transformarse en un entretenido enigma donde todos son sospechosos.

Para empezar, lo son Bodil (Bracha van Doesburgh) e Isabel (Elise Schaap), mejores amigas que planean una escapada sin sus esposos para descansar de la rutina. Son mujeres exitosas y en apariencia felizmente casadas, pero tienen secretos y se escabullen a la costa belga usándose mutuamente como coartada. Arman un plan verosímil lleno de coincidencias para ocultar la real intención de su fin de semana: Bodil va a la casa que heredó de su tía, pero Isabel se hospeda en un hotel local; ambas quieren vivir libremente experiencias sexuales. Pero algo inesperado cambia todo: cuando se suponía que debían estar juntas, Isabel desaparece dejando un rastro de sangre y Bodil queda atrapada en una red de mentiras.

La frase de George Bernard Shaw, “el castigo del mentiroso no es que no le crean, sino que él no puede creer a nadie”, inscripto en la apertura, marca la trama: todos mienten y nadie es digno de confianza. No sólo a sus protagonistas, creadoras involuntarias de una maraña de engaños, sino también a quienes las rodean les resulta mejor plan mentir. Bajo una constante y bien lograda atmósfera de tensión, en la que parece que todos saben cosas pero nadie habla, empezará la investigación del asesinato e inicio de un círculo de turbias revelaciones. Bodil se enfrenta a la duda entre seguir mintiendo, que puede entorpecer la causa de su amiga y su propia libertad, o decir la verdad y que sus vidas se derrumben. De algún modo, Siempre fiel cuestiona la sobrevaloración de ser siempre veraces y la presión social por la corrección y la sinceridad.

Además de la trama policial, la película tiene una alta carga erótica. Bo e Isa no parecen tener remordimientos por sus infidelidades, pero hay alguna sorpresa en este campo también. Se deslizan acertadamente (aunque podrían haberse profundizado un poco más) situaciones de violencia de género y la revelación final se asemeja a una especie de redención femenina con un dejo de villanía.

Para cualquier amante de las novelas policiales y de las historias de misterio y asesinatos, Siempre fiel rinde, engancha y no deja hilos sueltos. Un thriller psicológico que vale la pena ver.

Siempre fiel. 96 minutos. En Netflix.