La serie de sketches I Think You Should Leave (ITYSL) arribó con un perfil relativamente bajo al catálogo de Netflix allá por abril de 2019, hace (mínimo) una vida atrás. Seis episodios de menos de 20 minutos cada uno, en los que Tim Robinson junto a Zach Kanin ponían a prueba la resistencia de los espectadores, no porque quisieran hacer un filtro de audiencia, sino porque apuntaban a un tipo de humor que en ocasiones tarda en calar hondo en quien lo mira por primera vez.
Todo comenzó con la miniserie de Netflix The Characters que presentaba a diferentes comediantes encabezando cada episodio. El de Robinson funciona como piloto perfecto para lo que vendría después y, de hecho, tiene algunos de los mejores momentos de la dupla Robinson-Kanin, como el crooner que le dedica una canción a la suerte.
En aquella versión encapsulada, así como en la primera y breve temporada, quedaba de manifiesto la intención de construir humor desde la desesperación, tanto dentro como fuera de la pantalla. El primer sketch de la primera temporada de ITYSL tenía a un personaje (Robinson, como casi siempre) saliendo de una entrevista laboral y confundiendo el “tire” y el “empuje” de una puerta. Durante minutos que parecían eternos, ese hombre le explicaba a su entrevistador que la puerta iba en ambas direcciones y procedía a forzarla hasta romper las bisagras. Para evitar la vergüenza, provocaba un hecho mucho más vergonzoso y nosotros no sabemos si ponernos nerviosos o reírnos. En pocos minutos, está lo que había pasado en The Characters y a lo que apostarían durante las siguientes temporadas.
Después de ver los primeros seis episodios un par de veces, aprendí a querer a Robinson, con sus ojos perdidos y su boca que recuerda a la del señor Burns. Pese a que sus personajes siempre rondan un rango limitado de emociones (la vergüenza, la desesperación, la ira) cada entrega periódica funciona y genera carcajadas. Al menos en mí1.
La primera temporada, que incluía un focus group sobre el auto ideal y el choque de un vehículo con forma de pancho al pan, fue seguida por una segunda temporada igual de efectiva, con el tour para adultos en una casa embrujada, camisas de motivos complejos y ataúdes fallados. Los sketches de 2021 mostraron que lo anterior no era casualidad, pero nos dejó temiendo por la comezón del tercer año (o la tercera temporada).
¿Serían capaces Robinson y Kanin de lograr la magia tres veces seguidas? Habiendo visto los seis nuevos episodios solamente una vez, uno diría que la casa está en orden. Las mayores carcajadas seguramente surjan en el revisionado, pero hay suficientes momentos recordables, muchos de los cuales ya empezaron a asomar la cabeza como memes en Twitter (donde las citas a ITYSL están a la orden del día en la burbuja de gente a la que sigo).
Usemos un sketch del primer episodio como ejemplo. Un personaje (no tengo que decirles quién lo interpreta) se ofrece como conductor designado. En ese momento no sabemos hacia dónde puede disparar la idea. Más adelante, otro personaje necesita de sus servicios y lo llama, pero al subir al auto descubre que el conductor tiene extraños comportamientos respecto de los vehículos que paran a su costado. La resolución, aunque la acción continúa varios minutos, involucra stickers colocados en la ventana del conductor, que hacen que si estás parado justo al lado, parezca que está usando un sombrero y fumando un cigarro. El cantante-conductor está, además, desesperado por monetizar su idea, que ya cuenta con su propio sitio web. ¡Por supuesto que escrito no es tan gracioso! Vayan a ver la serie. Y de paso ayúdenme a descubrir por qué los mejores sketches involucran vehículos, como el de la mujer que alquilaba mesas para eventos.
Hay grandes momentos en esta tercera temporada, y estoy seguro de que crecerán con la repetición. Hay frescura, pero aplicada a la fórmula: Robinson tiene la misma cara de pánfilo, sigue aferrándose a sus ideas hasta las últimas circunstancias y sigue haciéndonos reír. Que es un montón.
I Think You Should Leave, tercera temporada. Seis capítulos de 20 minutos. En Netflix.
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Y en mí (nota del editor). ↩