El cuento de Virginia Brown fue publicado con ilustraciones de Valentina Echeverría en Alfaguara en 2010, luego de ser galardonado con el Premio Nacional de Literatura en la categoría inédito en 2009, y luego obtendría el Bartolomé Hidalgo en 2011. Es parte de una extensa colaboración entre ambas autoras, que incluye títulos como Muchas princesas, Una tarde de verano el elefante, Manual de belleza animal y Adelaida 365. Estudiosa de los cuentos tradicionales situados en reinos muy muy lejanos y con reyes y princesas entre sus personajes, con esa materia prima Brown crea historias que resignifican ese universo sin perder la magia y la fantasía que lo sostienen.
Así reinaba el rey reinante, el musical dirigido por Sebastián Bandera, se presenta con banda en vivo en el teatro de la Alianza Cultural Uruguay-Estados Unidos (Paraguay 1217) desde el 8 al 16 de julio y el fin de semana de 22 y 23 a las 16.30. Con producción de la escuela de artes escénicas Groove, se estrenó por primera vez en 2019 y ahora vuelve a los escenarios, con un elenco de 15 actores en escena. “Está creada 100% por uruguayos: el cuento, la adaptación teatral, la estética, la ambientación sonora, las canciones, las coreografías y, por supuesto, son también locales nuestros intérpretes, músicos y equipo técnico. Es una propuesta para toda la familia que, si bien está orientada a niños de entre cinco y nueve años, es disfrutable y curiosa tanto para adultos como para niños más grandes”, destaca Bandera.
En cuanto al trabajo de adaptación del texto de Brown, comenta: “Tuvimos muy en cuenta el manejo que hace la autora de la literalidad como fuente de humor, no sólo en la historia de este rey reinante sino en otros de sus cuentos. Comprender su forma de escritura y entender ese mecanismo nos permitió plasmarlo en gags lingüísticos en la dramaturgia del musical”. “De hecho, la primera escena se centra precisamente en una confusa charla entre el rey Juan y su asistente Yonolosé. Así que quienes se divirtieron con los enredos lingüísticos del libro encontrarán que la obra respeta aquellos y suma nuevos”, adelanta.
Bandera destaca el “mensaje” del cuento, que contrapone “la ambición, el consumo y la frivolidad a la generosidad y la importancia de darles trascendencia a los vínculos más que a las cosas materiales”, a lo que se suman “el humor y la ternura de los personajes”, y cuenta que una de las canciones que compusieron para la obra se llama “Regalar me da felicidad”.
“En la obra intentamos mantener ese sello de Virginia, creando algunos personajes nuevos del mismo estilo, pero sobre todo manteniendo los más icónicos, como el personaje del hada madrina Pócima Conjura, en el que se ve muy claro ese recurso humorístico de entrelazar las palabras, su literalidad y la ironía adulta”, dice.
Con respecto al sustrato creativo que ofrece la raíz de los cuentos tradicionales, sostiene: “En ese aspecto nos fue muy fácil y hasta orgánico empatizar. Años atrás, reversionamos cuentos de los hermanos Grimm para trabajar con alumnos de nuestros talleres y ya hemos estrenado los musicales que estrenamos previo a este, que se basaban justamente en cuentos clásicos o historias que alguna vez han pasado por la factoría Disney, como El príncipe sapo o La lámpara mágica (una suerte de precuela del universo Aladdin). Virginia crea historias muy propias y personales pero haciéndolas dialogar con ese universo mágico que parece venir de otras latitudes y que todos conocemos, y ese modus operandi también terminó plasmándose en el vestuario de Mariela Gotuzzo y en las canciones que creamos. Hay en la versión teatral varios momentos ‘clásicos’ reconocibles, como los hechizos o encantamientos, los sonidos de varita mágica, las transformaciones físicas y las de comportamiento, las pócimas que todo lo logran, los deseos cumplidos, etcétera”.