El caso real no fue tan siniestro como se pinta en esta miniserie de siete episodios, pero sí que tuvo sus bemoles. Una familia –los Broaddus– conformada por los padres y dos hijos se mudó en junio de 2014 a una mansión alucinante adquirida en Westfield, Nueva Jersey, gracias a una increíble oferta. No llevaban mucho tiempo en su nueva casa cuando comenzaron a llegar las cartas. Alguien que firmaba como The Watcher (o sea, El Vigilante) aseguraba cuidar la casa desde nada menos que 1920 y festejaba su llegada al vecindario.

A medida que las cartas se sucedían, tomaban un tono cada vez más oscuro (en una de las últimas el remitente agradecía la “sangre fresca” refiriéndose a los niños) y los nuevos inquilinos instalaron cámaras de seguridad y trataron de hacerse oír en la comunidad, con muy poca suerte. Todo continuó del mismo modo hasta convencer a los Broaddus de que lo mejor que podían hacer –ante la inutilidad de la investigación policial– era mudarse. Vendieron su casa, perdiendo bastante dinero, y pusieron de inmediato pies en polvorosa.

No eran los primeros. La investigación que publicó The New York Magazine en 2018 descubrió que los inquilinos inmediatamente anteriores también se habían mudado a partir de amenazantes cartas anónimas. Sin embargo, la pareja que vivía anteriormente en el 657 Boulevard reportó 23 años de vida tranquila, sin ningún tipo de cartas o incidentes. La Policía resolvió que se trataba de un bromista de mal gusto, pero no convenció a las dos familias que habían recibido las cartas. En el caso de los Broaddus, las misivas incluían los nombres de sus hijos, demostrando que El Vigilante los veía de cerca). Lo cierto es que cuando se publicó el artículo la investigación había sido cerrada y la identidad de El Vigilante no había sido descubierta.

Este material cobra vuelo en manos de los creadores de The Watcher, Ian Brennan y Ryan Murphy, este último un verdadero especialista en pesadillas costumbristas como American Horror Story y muy particularmente Feud, donde replicaba la enemistad entre Bette Davis y Joan Crawford. Con pequeñas alteraciones sobre la investigación periodística, juegan con varias opciones que ponen los nervios de punta para explicar a El Vigilante y su accionar.

La familia protagónica, que pasa a llamarse Braddock, es interpretada por Bobby Cannavale, Naomi Watts, Isabel Gravitt y Luke David Blumm. Al principio no le dan verdadera importancia a las cartas, pero pronto la amenaza se instala y crece la paranoia. ¿Quién será El Vigilante? ¿Los vecinos invasivos que se sientan en su jardín a mirar en dirección a 657 Boulevard (Margo Martindale y Richard Kind)? ¿La pareja de hermanos de la casa de al lado, obsesionada con la conservación histórica del edificio (Mia Farrow y Terry Kinney)? ¿La propia agente de bienes raíces que quiere hacer un jugoso negocio, obligándolos a vender barato (Jennifer Coolidge)? ¿El inepto policía (Christopher McDonald) tendrá algo que ver? Cada episodio se mueve en una teoría y dirección diferente, y la miniserie lleva al público directamente de la nariz.

En un elenco cargado de luminarias –Watts, Martindale, Kind, Coolidge, Farrow– que son por sí mismas la principal razón para darle una chance a la serie, es Canavale quien se destaca y reluce como un personaje muy complejo al que comienza a comérselo la locura en la que vive. Como suele ocurrir con algunas ficciones de Murphy, lo efectivo choca con lo efectista, lo que puede generar ciertas rispideces o momentos inverosímiles, pero acá todo funciona bastante bien, si uno tiene tolerancia. Lo cierto es que, como thriller de suspenso, tiene un par de momentos de tensión muy bien logrados.

A pesar de ser un relato muy concreto y redondo (probablemente su mayor virtud), Netflix ya ha anunciado la producción de una nueva temporada. Quizá otra familia se mude al 657 Boulevard de Westville, Nueva Jersey, o quizá estemos ante un relato completamente distinto que mantiene tan sólo el nombre de la serie. Lo veremos si efectivamente la segunda temporada se pone en marcha, ya que no está amenazada por cartas anónimas, pero sí por una huelga de guionistas y actores que no tiene todavía solución a la vista.

The Watcher. Siete episodios de 45 minutos. En Netflix.