El reconocido novelista y periodista australiano Trent Dalton es el autor del best seller semiautobiográfico El chico que se comió el universo (2018). La novela narra la increíble historia de Eli Bell, un niño de 12 años que junto a su sabio y mudo (por elección) hermano August intentará navegar en las turbias aguas del mundo adulto.
Basada en esa exitosa novela, la serie Chico come universo nos adentra en la cruda existencia de Eli (brillante Felix Cameron) y relata, mezclando fantasía (realismo mágico) y drama familiar, la vida de este precoz niño criado por marginados cuyo mundo se construye nutriéndose de su leal y silencioso hermano mayor Gus (Lee Tiger Halley), su padrastro Lyle (Travis Fimmel), un traficante de poca monta, Teddy (Ben O’Toole), un compañero de Lyle con una debilidad por la crédula madre de Eli, Frankie (Phoebe Tonkin), que está presa, y Alex, un amigo por correspondencia que espera a cumplir su condena.
Cada uno de los capítulos aborda una etapa diferente en la inocencia interrumpida del preadolescente, al que la familia disfuncional lo hace crecer de golpe: su temprano contacto con el universo de la ilegalidad (pero sin impronta tumbera ni morbo carcelario), la búsqueda desesperada de una figura paterna, la ayuda y el amor incondicional a su madre con sus adicciones, su entrañable vínculo con su hermano Gus y el retorno a sus vidas de Robert (Simon Baker, El mentalista), el padre abandónico y alcohólico que intenta redimirse. La vida de Eli es un abanico de traumas y soportará un desfile de situaciones desgarradoras: abuso doméstico, mutilación corporal, adicción, una enfermedad terminal y un asesinato.
A pesar de la crudeza, los personajes no aparecen hiperdramatizados. Lyle es presentando con condescendencia como un hombre imperfecto pero de buen corazón metido en el narcotráfico para intentar mejorar. Robert, quien inicialmente es mostrado como un inútil egocéntrico, lleva consigo sentimientos ocultos bajo su coraza de borracho psicópata. Esta capacidad para tratar a los personajes con compasión libera a la serie de cualquier pretensión de superioridad moral. Chico come universo no viene a aleccionarnos sobre infancias difíciles o los riesgos de las drogas, sino que es un empático relato acerca de un inteligente preadolescente criado entre humanos falibles.
Comedia, drama y thriller de suspenso se combinan en un guion sólido mientras la serie hace esfuerzos por comprender a los protagonistas y contarnos por qué todos (o casi) somos dignos de una segunda oportunidad. Refleja, con simpleza y crítica, la hostilidad a la que la clase obrera debe enfrentarse y se niega a censurar a quienes son adictos o coquetean con la criminalidad para imaginar una vida mejor para sus familias. Boy Swallows Universe es un hermoso relato acerca de padres imperfectos y sobre una madre y dos hijos desordenados pero valientes que siempre están buscando la luz en los lugares más oscuros. Humor y amor para captar la tragedia cotidiana.
Chico come universo. Siete episodios de 49 a 77 minutos. En Netflix.