Un molde de costura ilustra el programa de mano de Un cuarto propio, el espectáculo que el colectivo La Tijera estrenó el viernes en el piso de arriba del Espacio Cultural La Madriguera, donde las localidades son limitadas.

Con el apoyo de los Fondos Concursables para la Cultura e Iberescena, habrá una primera temporada de funciones diarias hasta el 29 de junio, para luego comenzar una gira por el interior, primero en Paysandú y luego fuera de fronteras, en Córdoba, Santiago de Chile y Chillán.

Pese a llevar un título homónimo al ensayo que Virginia Woolf publicó en 1929, esta obra recoge textos de diversas autoras –Marosa Di Giorgio, Silvia Federici, Simone de Beauvoir, Idea Vilariño–, además del de la escritora inglesa. “Un cuarto propio es la habitación que nuestras abuelas no pudieron tener. Como la de Virginia, una habitación para pensar y escribir; en nuestro caso, para pensar y escribir sobre el trabajo y el amor. ¿Cómo son los cuerpos de las mujeres? ¿Cómo son sus manos? ¿Cómo cargan el trabajo que han desempeñado? ¿Cómo se extienden al mundo?”, cuestionan desde el colectivo y revelan sus motivos para experimentar.

A partir de la genealogía femenina de su familia, una mujer indaga sobre la forma en que otras mujeres, aun en latitudes lejanas, han puesto sus cuerpos al servicio del mundo. El montaje que resulta de esta investigación fue construido además a partir de entrevistas en Uruguay, Chile y Costa Rica. Son relatos que, por obra de la ficción, se despliegan luego en el espacio y por eso buscan que sea el espectador –entran 20, de pie, ya que no hay sillas ni butacas– quien vaya tomando distintos puntos de atención dentro de una instalación sonora, audiovisual y performática en la que prometen que hay muchos detalles. Más que teatro documental o perfiles de personajes, entienden que desarrollan un género híbrido que va profundizado en una búsqueda de larga data en el grupo, que transitó incluso el teatro para niños.

Recorrer cada rincón

“Esto es el final de un proceso que empezó con otra obra, que se llamaba Mujeres que cantan, en el que ocho mujeres elaboramos una obra de recorrido. Decidimos seguir desarrollándola, hicimos una residencia en Chile donde trabajamos varias cosas. Por un lado, entrevistamos a trabajadoras de distintas ramas que por suerte se prestaron a formar parte de esta investigación: una señora que trabaja en las viñas y otra que trabaja en la costura. Por otro lado, también trabajamos generando materiales que tuvieran que ver con la corporalidad de las mujeres, el trabajo y el tiempo; eso es atravesado por textos de varias autoras”, explica Karen Halty.

Foto: Difusión

Foto: Difusión

Cada proyecto va definiendo su equipo definitivo de acuerdo a sus necesidades. Un cuarto propio cuenta con la actuación de Halty y Paola Larrama, quien también hizo la dramaturgia y composición musical. Rocío Celeste se encarga de la creación coreográfica, el diseño visual es responsabilidad de Mavi Parada y la iluminación de Analía Valerio y Natacha Chauderlot. Además, Valerio se ocupó del vestuario y Chauderlot de la escenografía. En esencia permanece un núcleo duro de artistas, entre las egresadas de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático, y Estibaliz Solís, vinculada a la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, que se vino de Costa Rica, donde se originó el colectivo. Ahora que esta última vive en Chile, la amistad y los ensayos son los pretextos para continuar trabajando juntas, algo a lo que los encuentros vía Zoom de la pandemia ya tenía acostumbradas.

“Hay un trabajo de campo. Claro, creo que igual siempre lo que hacés está un poco atravesado por quién sos y de dónde venís. Y en este se traen esas historias, pero también, por ejemplo, las de estas otras mujeres que entrevistamos, que no conocíamos directamente porque estas cosas pasan en todos lados. Lo lejano refleja las mismas problemáticas. Dentro de eso, algo que nos interesa también es cómo hacer los planteos sin necesariamente ‘bajar línea’. No es que queramos que te vayas sí o sí, con cierta idea, sino que después cada uno hace su interpretación”, subraya Halty, que es sobrina nieta del recordado Armando Halty.

Un cuarto propio, hasta el 29 de junio a las 21.00 en Espacio Cultural La Madriguera (Peatonal Sarandí 241). 6, 7 y 8 de julio en el Espacio Imagina de Paysandú. Reservas a [email protected].