Ok-joo (Jeon Jong-seo) no parece estar pasando por un buen momento. Antigua miembro de las fuerzas especiales, exguardaespaldas, su vida no parece tener objetivos. Incluso, aunque la vemos en la primera secuencia de esta historia interrumpir un asalto y deshacerse sin dificultad de un trío de asaltantes armados, nada parece despertarle entusiasmo. Ok-joo vaga sin rumbo por las calles de Seúl hasta que se reencuentra con Min-hee (Park Yoo-rim), una antigua amiga, compañera de secundaria, que se ha convertido en una prestigiosa bailarina de ballet.
Retomar esa amistad –y, quizá, la chispa de algo más– obra milagros en Ok-joo. Min-hee es su antítesis y, tal vez por eso, todo lo que necesita para recuperar el gusto por la vida. Esta primavera dura lo que un lirio: una noche Min-hee no contesta el teléfono, Ok-joo irrumpe en su casa y encuentra que se ha suicidado. No sólo eso: acompaña su cuerpo una nota en la que detalla los motivos de su autoeliminación y comparte la lista de los que la llevaron a ese final. No contenta con esto, le pide a Ok-joo que vengue su muerte.
Así, con la lista en la mano y subiendo en la escala de unos mafiosos que controlan un circuito de prostitución y abuso en Seúl, la película de Lee Chung-hyun nos lleva por el revenge thriller a la coreana, con intensas secuencias de acción (nadie como los asiáticos para eso), violencia extrema y diversión como para repartir. Porque aunque la temática de la historia es tan densa como por momentos sombría, el camino que lleva adelante Ok-joo y el carácter minucioso de su venganza –así como lo despreciables que son los villanos a vencer– termina por entregar una concreta hora y media de puro entretenimiento.
En estos tiempos en que las películas juegan a ser series por su extensa duración y Netflix estrena mamotretos anónimos intercambiables (sin importar la millonada de dólares invertida o la fama de sus protagonistas), es muy grato encontrar cine de acción simple, directo y efectivo, con personajes bien definidos, con actuaciones efectivas, con secuencias de acción que sacan el aliento y una narración que no escapa tampoco a momentos de reflexión y melancolía poética. Parecería que últimamente tenemos que buscar en la oferta asiática para encontrar esto, y por fortuna son varios los streamings que lo ofrecen.
Ballerina. 93 minutos. En Netflix.